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3.500 Millones
Coordinado por Gonzalo Fanjul y Patricia Páez

Campaña mundial contra el acaparamiento de tierras en Paraguay

Texto de Oscar López desde Asunción, Paraguay.

Paraguay: Jóvenes sin tierra, tierra sin futuro. Foto de Pablo Tosco

“A quienes no comprenden nuestra lucha les decimos que la tierra nos da la vida y nos alimenta, por eso la tierra es tan importante para nosotros y para todo el mundo. Al presidente, señor Cartes, a usted le digo, las tierras de Marinakue son del Estado y le pedimos que nos las otorgue. Si nos da la tierra, nos estará dando la vida”.

Esas son las palabras de Rodolfo Castro, un joven campesino cuya historia de vida ilustra la campaña internacional “Jóvenes sin tierra, tierra sin futuro”, una iniciativa que lanzamos hoy para movilizar el poder de la ciudadanía global y pedir al presidente de Paraguay, Horacio Cartes, que garantice el derecho a la tierra y a un futuro digno de Ramona, Dolores, Luis y muchos más jóvenes como Rodolfo.

Paraguay, nuestro país, está en el centro de Suramérica. Es una nación sin mar pero rica en agua dulce, en tierra fértil y en coraje. Somos un pueblo py’a guasu que no se rinde ante las injusticias que deben vencer cada mañana. Inspirándonos en esa fuerza y esa búsqueda incansable de la igualdad lanzamos esta campaña que, a partir del caso Curuguaty, expone uno de los problemas más graves de Paraguay y de muchos países de América Latina y el Caribe: la desigualdad lacerante en la distribución de la tierra y otros recursos clave para la producción de alimentos, de energía y protección de la biodiversidad. Este problema es causa y consecuencia de un modelo económico social que privilegia a una pequeña minoría excluyendo a miles de personas, a miles de jóvenes de zonas rurales que son obligados a migrar, a buscar oportunidades lejos de sus comunidades, acabando la mayoría de las veces en peores condiciones en las zonas marginales de las grandes ciudades.

En los últimos 10 años, cerca de 900 mil personas han sido de expulsadas del campo paraguayo, 585 mil de ellas jóvenes menores de 30 años. Tienen que dejar su oficio, su comunidad y sueño de vivir del cultivo de la tierra… porque no tienen ni donde sembrar ni donde vivir. En el país, el 2% de la población concentra el 85% de la tierra apta para agricultura y ganadería y cerca de ocho millones de hectáreas han sido asignadas a sus propietarios de manera irregular. En este contexto, quienes se dedican a la agricultura a pequeña escala apenas tienen acceso a tierra y por tanto a una fuente de ingresos. Y esto tiene que cambiar.

Y lo cambiaremos juntas y juntos, ustedes, nosotros y miles de personas que estoy seguro firmarán la petición y se sumarán a este esfuerzo para que la finca estatal Marinakue vaya a las familias y jóvenes de Curuguaty. Lo cambiaremos también pidiendo a los gobiernos de nuestros países que gobiernen para las mayorías y no para las élites, que enaltezcan el diálogo y la transparencia. Cambiaremos esa realidad injusta haciendo campañas como esta, nacidas de la misma comunidad y creadas desde el trabajo solidario, colaborativo y en alianza con actores sociales plurales y diversos.

En los últimos meses, hemos logrado pequeñas victorias bajo el lema “Marinakue es una causa nacional”. Sé que en unos meses celebraremos la gran victoria, porque a partir de hoy “Marinakue es una causa universal”.

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