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EL COMIDISTA
Columna
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Instintos básicos en baños de restaurantes

De igual manera que desde Estados Unidos nos han llegado plagas como los 'cupcakes' y los 'cronuts', en cualquier momento nos alcanzará el sunami de los 'gastropolvos' furtivos

Mikel López Iturriaga

¿Alguna vez han tenido relaciones sexuales en unos servicios públicos? Es una pregunta muy personal, pero resulta pertinente para saber si están ustedes preparados para la próxima moda. Pitufar en los baños de los restaurantes es tendencia en la capital de Estados Unidos, y de igual manera que desde ese país nos han llegado plagas como los cupcakes y los cronuts, en cualquier momento nos alcanzará el tsunami de los gastropolvos furtivos.

La expansión de esta clase de encuentros ha sido registrada por el Washington City Paper en un reportaje sin desperdicio que yo habría matado por firmar. Allí nos enteramos de que los hosteleros más avispados de la ciudad nunca ponen los lavabos sujetos a la pared, sino apoyados en el suelo para que los chuscamientos salvajes no los puedan descuajaringar. Los WC más cotizados para la guarrerida son los de discapacitados, pero no por ninguna clase de fantasía raruna estilo película de David Cronenberg: simplemente son más amplios y -esto es cosecha propia- poseen barras donde agarrarse para practicar posturas. El mayor miedo de algunos restaurantes es que los clientes copulen encima de las mesitas para cambiar el pañal a los niños, porque se rompen y también por las implicaciones sanitarias y morales del asunto, sobre las que casi es mejor no pensar.

Como era previsible, la mayoría de los dueños interrogados por la periodista del City Paper no bailan la conga de alegría ante la conversión de sus urinarios en la Disneylandia del amor. O persiguen la promiscuidad expulsando a los clientes pillados en el acto, o quitan los pestillos, o practican la política represiva del “un váter, una persona”. Sólo unos pocos enarbolan la bandera de la tolerancia: “Mientras no se metan heroína, por mí está bien”, dice con notable sentido práctico el propietario de dos locales.

En cualquier caso, el diario ya ha incluido en sus encuestas de 2014 la categoría “mejor restaurante para chichar en el baño”, un tipo de información útil que la Guía Michelin o TripAdvisor deberían incorporar si aspiran a ser modernos de verdad. ¿Es follofriendly el Celler de Can Roca? ¿Contraerás ladillas o te quedarás embarazada por ósmosis si pisas el retrete de la Fonda del Ventorrillo? Después de una experiencia hace un par de siglos en un bar que ojalá pudiera extirpar de mi memoria, a mí no me excita particularmente la fornicación entre restos de orines ajenos, pero así los más desinhibidos sabrían qué se van a encontrar si sienten la llamada de la lujuria.

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Sobre la firma

Mikel López Iturriaga
Director de El Comidista, web gastronómica en la que publica artículos, recetas y vídeos desde 2010. Ha trabajado como periodista en EL PAÍS, Ya.com o ADN y colaborado en programas de radio como 'Hoy por hoy' (Cadena Ser), 'Las tardes de RNE' y 'Gente despierta'. En televisión presentó programas como El Comidista TV (laSexta) o Banana split (La 2).

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