Un ejemplo a seguir

Las propuestas del primer ministro francés, Manuel Valls, a la Asamblea Nacional para pedir la confianza de los diputados en su programa de Gobierno obtuvo un respaldo mayoritario. No se trata de pedir al pueblo más sacrificios, sino de impulsar la economía y reducir el gasto público. Reduciendo los impuestos a los trabajadores que menos perciben y agrupando las regiones de 27 a 12, es posible que se acelere el crecimiento económico. En España si el Gobierno decidiese un plan en la línea de Valls, se podrían reducir el número de CC AA, las Diputaciones, el número de Ayuntamientos, las empresas públicas ineficaces y el número de escaños y sus retribuciones, y si damos un paso más, el Senado.

Yo comprendo, hasta cierto punto, que hay que colocar a los familiares y allegados, pero también es necesario tomar decisiones en beneficio del pueblo. Si no se toman decisiones que reduzcan el gasto público, no se beneficiará a la mayoría de la población de la pesada carga del Estado, y no se prevén mejoras hasta 2020 por mucho que se esfuercen en decirnos que la economía despega. En 2020 es muy posible que haya un alto porcentaje de empleo, pero no será como consecuencia de las decisiones del Gobierno, sino de que la población española en demanda de trabajo será inferior a la oferta por el escaso crecimiento demográfico de los últimos años.

Rajoy es un hombre astuto y ni sus correligionarios saben lo que piensa, pero yo creo que siempre se guarda una carta en la manga y antes de las municipales y autonómicas de 2015 nos sorprenderá con un conejo sacado de la chistera; porque si sigue en la línea de no abordar la reducción del gasto público la abstención o el voto en blanco lo tiene asegurado. Los comicios para las elecciones europeas serán la piedra de toque.— Pedro Madurga Oviedo.