_
_
_
_

En defensa de la abuela Peggy

Los nietos de la sobrina de Solomon Guggenheim exigen a la justicia que haga cumplir la voluntad de la gran mecenas del arte sobre su legado

La coleccionista de arte Peggy Guggenheim, en su cama, con algunos de los pequeños perros con los que vivía.
La coleccionista de arte Peggy Guggenheim, en su cama, con algunos de los pequeños perros con los que vivía.COLECCIÓN PEGGY GUGGENHEIM

No es enorme: apenas un piso y ocho ventanas por las que entra la delicada luz del Gran Canal de Venecia. Desde el vaporetto, destacan seis árboles más altos que el mismo Palacio Vernier dei Leoni, un edificio modesto que debió contar con tres pisos, pero nunca fue terminado. Entre 1948 y 1979 allí vivió la rica coleccionsita de arte Peggy Guggenheim. Tres años antes de morir, en 1976, donó las alrededor de 350 obras que forman su colección a la ciudad. Entre ellas destacan piezas de Pablo Picasso, Joan Miró, Juan Gris, Marcel Duchamp, Constantin Brancusi, Jackson Pollock (que fue amante y artista protegido de Peggy), René Magrite y Marx Ernest (segundo marido de la mecenas), y más maestros del siglo XX.

La semana pasada, esta invaluable colección se convirtió en el centro de una guerra emprendida desde la capital francesa por los nietos de Peggy. Los herederos piden al Tribunal de París que considere que la Fundación Guggenheim de Nueva York, responsable desde 1979 de la conservación del patrimonio artístico y de la organización de exposiciones, no ha respetado al pie de la letra la voluntad de la coleccionista. Por ello, solicitan crear un nuevo comité. En su testamento, la mecenas escribió: “Mi colección debe permanecer intacta en Venecia y mantendrá mi nombre, aunque será administrada por la Fundación. Nada deberá ser tocado”.

La Colección Peggy Guggenheim posee uno de los jardines más grandes y hermosos de Venecia. Es una casa-museo visitada cada año por 500.000 personas. En el jardín, bajo la sombra de un árbol, yacen las cenizas de la mecenas y, muy cerca, se encuentran los restos de los 16 perritos que la acompañaron a cenas, exposiciones y citas con artistas. Al frente de la guerra por respetar su legado están Nicolas y David Hélion, hijos de Pegeen, nacida del matriomonio de Peggy y el pintor francés Jean Hélion. Y, junto a ellos, Sandro Rummey, nacido de un segundo matrimonio de Pegeen con el pintor inglés Ralph Rummey. Según los nietos, la Fundación Solomon Guggenheim —que lleva el nombre del tío de Peggy— no ha respetado la última voluntad de la coleccionista. El haber incluido esculturas en el jardín habría contribuido a la “profanación de su sepultura”, sostienen. “La transformación de la colección de nuestra abuela se ha producido progresivamente. Primero fueron eliminados los objetos de arte primitivo, que estaban mezclados con obras de vanguardia de los años sesenta y cincuenta. Además, toda la fisionomía del museo ha sido alterada. Ha sido destruido, por ejemplo, el comedor amueblado con preciosas piezas venecianas del siglo XV”, declaraba al diario italiano La Reppublica el nieto de descendencia inglesa, Ralph Rummey.

“La Fundación ha cumplido fielmente sus deseos”, dicen desde Nueva York

Los herederos reclaman a la Fundación Guggenheim que devuelva el aspecto original del Palacio Venier dei Leoni. Solicitan, además, la eliminación de otras colecciones que se han ido añadiendo a las obras adquiridas por la mecenas y donadas a Venecia. Desde Nueva York, Eleanor R. Goldhar, de la Fundación Solomon Guggenheim, recuerda que un tribunal francés, en 1994, ya rechazó las solicitudes de los nietos de Peggy. Desde la muerte de la coleccionista, “la Fundación ha cumplido con fidelidad y constancia su deber, respetando los deseos de Peggy, que soñaba con ampliar y difundir el arte moderno que tanto amaba. Bajo la dirección de la Fundación, la Colección Peggy Guggenheim se ha convertido en el mejor museo de arte americano del siglo XX en Italia y se encuentra entre lo más visitados”, declara a EL PAÍS Goldhar. El próximo 25 de mayo un juez parisiense decidirá cuál de las partes tiene razón.

Digan lo que digan, caminando por la casa-museo se siente el fantasma de esta mujer extravagante, dueña de una cabeza muy bien amueblada, amante del arte, y de los artistas. Nacida en Nueva York, en 1898, Peggy Margheritte Guggenheim perteneció a una familia rica de judíos suizos. Su vida estuvo repleta de eventos que marcaron su existencia. Cuando tenía 14 años, su padre, Benjamín Guggenheim, murió en el hundimiento del Titanic. Nunca tuvo una buena relación con su madre y, gracias a los contactos en el mundo del arte de su tío Solomon, a los 20 años contrajo matrimonio con el pintor Laurence Vail. Siendo una veinteañera viajó a París, donde inició su amistad con Duchamp. Cuentan que en aquel período llegó a tener cientos de amantes. Siempre se sintió atraída por los artistas y sonado fue su romance con el pintor Jackson Pollock. Más adelante, se enamoró locamente del joven pintor italiano Tancreddi Parmeggiani, con quien vivió en su casa del Gran Canal. Pero murió sola, el 23 de diciembre de 1979, a los 81 años, en la ciudad de Padua. Su figura ha sido determinante en la historia del arte del siglo pasado.

El museo veneciano, al que dedicó tanta energía, es la mejor prueba de su talento.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_