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¿Por qué no respetamos nuestra opinión?

Hagamos el experimento. Fíjate en las dos tarjetas de la figura. ¿Qué línea de la tarjeta B te parece que se aproxima a la de la tarjeta A? Si no hay problemas de vista, probablemente elegirás la número 3. Y si estuvieras dentro de un grupo y todos los demás escogieran la línea 2, ¿mantendrías tu respuesta? El 80 por ciento de los jóvenes cambiarían de opinión. Es el resultado de un experimento realizado por el psicólogo social Solomon Asch con estudiantes universitarios estadounidenses. Se pedía a un estudiante que saliera de clase con cualquier excusa y, mientras, el resto se confabulaba con el profesor para escoger la línea 2 como respuesta correcta. Cuando volvía, solo el 20 por ciento de los alumnos mantenían su opinión. El experimento se realizó en Japón y Alemania, y arrojó cifras igualmente escandalosas. Motivo: la presión del grupo, las inseguridades individuales y el temor que subyace de fondo, el miedo al rechazo y al error. Por cierto, el efecto Asch, que así se denomina, también afecta a las empresas, de hecho, en un taller de liderazgo hice la prueba con una persona que había salido un momento. Cuando regresó, pregunté en grupo cuál era la línea y todos contestaron que la 1, excepto él. Cuando le miré, dijo inmediatamente: “Bueno, quizá no he entendido bien la pregunta”. Puede que no sea tan evidente como en el ejercicio de las líneas de tarjetas, pero ¿cuántas veces hemos cambiado nuestro punto de vista cuando el resto mantiene opiniones contrarias? Si te ha ocurrido, ya sabes, has sido víctima del efecto Asch.

A todos nos gusta creer que tenemos una personalidad firme y que no nos dejamos influir de manera sencilla. Queremos sentir que tenemos el control de lo que pensamos y decidimos. Sin embargo, las investigaciones demuestran que cambiar nuestra forma de comportarnos o nuestras opiniones no es nada difícil si sentimos la presión de los que nos rodean; o lo que es lo mismo, todos acabamos cediendo alguna vez. Y ¿por qué nos ocurre? A continuación veremos los factores que según las investigaciones, influyen en el hecho de renunciar a nuestra opinión para asumir la de la mayoría:

  • Opinión mayoritaria, ¿unánime o no?: si en el grupo del que formamos parte hay una persona que se desmarca de la mayoría, la tendencia a ceder (o a conformarnos, como dice Asch) no será tan fuerte, aunque nuestra opinión sea diferente a la de esta persona. Tener un compañero de disenso nos libera de la presión del grupo, de ahí que busquemos aliados para llevar la contraria.

En definitiva, nuestra opinión puede ser vulnerable ante la presión social y la necesidad que muchas veces tenemos de encajar en el grupo y no romper la armonía. Como dijo Hans Selye, médico y precursor del estudio del estrés:

“Tanto como anhelamos la aprobación, tememos la condena”.

Si tenemos en cuenta el efecto que ejerce sobre nosotros la mayoría, tendremos más herramientas para poder marcar la diferencia y respetar nuestras propias ideas.

Referencias

Asch, S., “Studies of independence and conformity: I.A minority of one against a unanimous majority”, Psychological Monographs: General and Applied, 1956

Bernard, M., “The effect of one partner's success in a relevant task on the interaction of observer pairs”, The Journal of Abnormal and Social Psychology, 1954.

Bond, R. & Smith, P., “Culture and Conformity: A Meta-Analysis of Studies Using Asch's

(1952b, 1956) Line Judgment Task”, Psychological Bulletin, 1996.

Deutsch, M. & Gerard, H., “A study of normative and informational social influences upon individual judgment”, The Journal of Abnormal and Social Psychology, 1955.

Imagen: Jose Castillo

Comentarios

Según mi opinión, la voz de esta chiquilla, cantando Stand by me, tiene un algo especial.https://www.youtube.com/watch?v=UXwcAxMM-tY
"El lago que nos une". Un cuento no falto de controversia.
Se me olvido poner el enlace al cuento "El lago que nos une". Relato de un suceso sucedido en Navarra. http://loscuentostontos.blogspot.com.es/2014/03/42-el-lago-que-nos-une.html
Esta característica del comportamiento humano explicaría también ciertos asombrosos resultados electorales. Porque muchas veces la gente termina votando lo que cree que hará cierta mayoría. Este importantísimo rasgo (defecto, también) debería ser estudiado en las escuelas. Como parte de un verdadero curso de Psicología Humana ("El desastre que somos"; lo digo con humor). Si desde pequeños se nos enseña que somos infalibles (el modelo que suelen dar maestros y profesores: y se enseña con el ejemplo), difícilmente podremos aceptar lo contrario después. Gracias, Pilar. Una joya su bitácora.
A mí me pasa lo contrario: cuando veo que muchos opinan lo mismo yo tiendo a buscar argumentos en contra de la opinión del grupo.
La peseta para tí... ¿qué gano con hacer ver a los demás que están equivocados?
Me parece muy interesante. Es algo que todos hacemos, pero no nos damos cuenta. Lo peor es cuando esas decisiones y cambios de opiniones no son de cosas que nos dan más o menos igual, como una línea en un bloc de notas... sino referentes a hechos importantes de nuestra vida.

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