_
_
_
_
Alterconsumismo
Coordinado por Anna Argemí

¿Y si consumimos sólo Made in Spain?

Me he planteado la pregunta a menudo desde que vivo en Francia. Y es que nuestros vecinos apuestan por el “made in France” sin rubor alguno e incluso diría que con orgullo patrio. La banderita tricolor aparece en todo tipo de productos, desde la fruta y la verdura - bien sûr- hasta el sillín de las bicicletas pasando por las cajas de cereales y los juguetes de madera. Estos no sólo proceden de madera certificada sino también son “fabriqués en France”. La bandera republicana es tan omnipresente que cuando no la veo estampada en el packaging su ausencia me resulta casi “sospechosa”.

La cuestión ha pasado de ser un puro divagar en mi cabeza a un debate en el espacio público por obra y gracia de un joven periodista francés que ha vivido todo un año consumiendo tan sólo productos “made in France”. Benjamin Carle, que así se llama el héroe galo, quería comprobar si era posible asumir el reto con su salario de 1.800 € netos al mes, descubrir qué queda en pie de la industria francesa, y también observar qué consecuencias tendría en su vida y en su consumo. La historia de este año “100% a la francesa” se explica en un reportaje que emitió el Canal + francés el miércoles pasado por la noche.

Más allá del reto personal y del revuelo mediático me resulta interesante ahondar en los cambios que se han producido, como efecto secundario, en sus hábitos de consumo. Optar por “lo local” tendrá siempre un impacto positivo en nuestra huella ecológica. En una entrevista publicada en L'Express el periodista explica que el modo de vida francés tiene algo de “écolo” (ecológico), ni que sea porque comió alimentos locales y porque aparcó el coche -en sentido físico y figurado- una larga temporada. No es que no haya industria automovilística francesa. La hay y poderosa. Pero los coches asequibles no son los autóctonos. Confiesa el periodista que este estilo de vida aporta además una gratificación para el consumidor, algo menos medible y más intangible: “Saber que cuando consumes contribuyes al empleo de obreros que trabajan en condiciones respetables. Al menos estás seguro de no pagar un producto procedente de una fábrica que corre el riesgo de venirse abajo, como sucedió el año pasado en Bangladesh.”

Consumir 100% francés supuso también tener que invertir más dinero -algunos productos son más caros- y más tiempo. Durante este año Carle sustituyó el coche por una mobylette, lo que hizo aumentar considerablemente el tiempo en los trayectos. Al comprar alimentos locales, del “terruño”, tuvo que invertir más tiempo también en cocinar. Su móvil francés murió antes de que concluyera el período, y tuvo que “sobrevivir” todos esos meses sin televisor y sin frigorífico. Descubrió que sólo una empresa francesa fabrica cepillos de dientes, cuyas cerdas reproducen los colores de la bandera, claro está. Vivir “a la francesa” le obligó por último a vestir todo el año de marinerito, a rayas blancas y azules, puesto que es la única producción textil en el Hexágono. Y la gente le paraba por la calle para pedirle la marca de su ropa, porque se salía de lo ordinario. En su periplo a la búsqueda de “lo francés” descubrió con sorpresa que comer en McDonalds es mucho más “francés” que hacerlo en la brasería de la esquina, puesto que el gigante de las hamburguesas garantiza el origen francés de sus patatas y de su carne.

Benjamin Carle cuenta en el inicio de su documental que la idea le vino durante la campaña presidencial francesa del 2012 porque oía por todas partes la tonadilla del “patriotismo económico”, del “proteccionismo” y del “made in France”, como si el mensaje a retener fuera que “un buen ciudadano francés es el que consume productos franceses”. En un momento del reportaje Carle dialoga con Arnaud Montebourg, el que fuera candidato a las primarias presidenciales del partido socialista en 2011, quien le aconseja “consumir francés porque no se puede vivir en un país que no produce. Si no ese país acaba en manos de los que sí producen, acaba esclavo de los chinos.” Según Carle el consumidor y las empresas francesas están dispuestas a “apostar por lo local” pero el Estado no parece en realidad seguir por los mismos derroteros. Carle revela en el documental que, por ejemplo, el Ministerio de Educación francés ha encargado su nueva intranet a una empresa francesa instalada en Casablanca, que es territorio francófono pero no francés.

Me pregunto qué pasaría si en España nos pusiéramos a consumir exclusivamente productos españoles. Está claro que el impacto ecológico y económico interno sería considerable. ¿Pero es el “patriotismo económico” el único criterio, o el más importante, a la hora de decidir nuestro consumo? Y sobre todo, ¿tiene sentido en un mundo -y una economía- globalizado? ¿Y aún más: qué es una empresa española? ¿La que exhibe la bandera, la que tiene accionistas españoles, pero quizá con residencia fiscal en el extranjero y que en vez de tributar en casa desvían sus ingresos a un paraíso fiscal?

Creo que como consumidores deberíamos tener el máximo de información posible sobre los productos que consumimos -y esa es la auténtica batalla- para poder tomar decisiones razonadas y razonables. El origen del producto es importante pero no es el único criterio y para mí tampoco es el decisorio. ¿Dónde quedarían, por ejemplo, todos los productores de países pobres que dependen de la exportación para sacar adelante a su familia? ¿No sería más interesante -y más inteligente- apostar por los “buenos” productos, es decir, los producidos con criterios de calidad, en condiciones laborales y sociales óptimas y que tienen el menor impacto medioambiental posible, vengan de donde vengan? Apoyar en masa como consumidores las “buenas prácticas” enviaría un mensaje muy claro al sector empresarial de hacia dónde hay que ir en el futuro. Más que banderas hay que pedir valores.

Fotografía de apertura: “Made in Spain” de Duncan C, vía Flick / Creative Commons

Comentarios

Uno: la palabra "brasería" no existe en español. Lo suyo es "cervecería";Dos: Casablanca no es territorio francófono, sino arabófono, puesto que el árabe es la única lengua oficial de Marruecos.
Esta sería una forma de favorecer al consumo de productos nacionales, pero el gran problema es que no tenemos todos los productos que demanda la sociedad, por lo que el consumo sería incompleto.http://goo.gl/OHH5Al
Consumir local no significa consumir productos “made in” tu país. Eso es patriotismo absurdo. Un francés podría comprar naranjas de Girona o una bicicleta hecha en el País Vasco y podría encajar perfectamente en un patrón de consumo local.Yo entiendo que entra cualquier acto en que el consumidor elige la alternativa más cercana, entendiendo que alternativas son bienes similares producidos en condiciones comparables. Si además es un consumo responsable, entonces perfecto.
Ése es el tema. ¿Cómo separar en el mercado los bienes y servicions producidos en condiciones sociales no aceptables de los producidos en condiciones sociales aceptables? Una forma puede ser el etiquetado, mediante alguna agencia que verifique los estándares sociales bajo los que se ha producido el bien que aspire a un distintivo favorable. Otra forma, quizá más simple, es que la UE sólo comercie con países que cumplan unos mínimos en materia de normativa social. Ahora que vienen las elecciones europeas, esto es algo que me gustaría oír proponer a alguna candidatura.
Yo creo que es una buena idea. No veo bien mezclar. Es decir lo social SI, por supuesto pero una iniciativa que informe y diga la procedencia de los productos es bueno para el consumidor. El que compre en Mango, H&M u otras sabrá que cuando compra es "responsable" de que una fábrica en Bangladesh se caiga. Al final cuanta más información MEJOR ¿no?. Por tanto este es otro paso para ayudar al consumidor!! gracias!!
A mi me parece una muy buena iniciativa, tal vez no tanto en la de caer en el error patrio de consumir sólo de de tu país sino en la de poder saber de donde proceden las cosas y quien las hace.La importancia de saber lo que se consume, al menos si es de origen español (en nuestro caso) se sabe que cumple unos mínimos requisitos sociales,medioambientales y de calidad (exigidos por la unión europea).Donde más haría hincapié es donde habla de información y es ahí donde el consumidor es importante y a la vez donde está desprotegido. Debería existir alguna herramienta que certifique y garantice los procesos y esa trazabilidad de produccion y eso es importante. Creo que cuanta mayor información y garantía se de mejor y que el consumidor debe exigirla, que no nos vendan espárragos de navarra siendo estos de otro lugar y que sea el consumidor el que elija.En cualquier caso y desde mi humilde opinión económica, me parece lógico por un lado pensar que si una empresa produce en España los costes para garantizar la calidad y minimos sociales y medioambientales aumentan el precio; y por otro lado, que si se consume lo que producimos en España garantizamos puestos de trabajo de los empleados de estas fábricas.Agradezco por último este foro de debate que creo enriquecedor y animo a los consumidores a que miren las etiquetas pues es un autentico reto saber de donde vienen algunas cosas.SaludosP.D.- fe de erratas previas por las dificultades con mi tablet en escribir
No creo en el patriotismo económico, pues que un producto sea local no deber ser la única variable a tener en cuenta para un consumo consciente Sin embargo si creo en una necesidad de revitalizar la economía local para vivir en comunidades más autosuficientes y no depender tanto del poder de las grandes multinacionales. Es el concepto de swadeshi creado por Gandhi y difundido últimamente por Jordi Pigem
No creo en el patriotismo económico, pues que un producto sea local no deber ser la única variable a tener en cuenta para un consumo consciente Sin embargo si creo en una necesidad de revitalizar la economía local para vivir en comunidades más autosuficientes y no depender tanto del poder de las grandes multinacionales. Es el concepto de swadeshi creado por Gandhi y difundido últimamente por Jordi Pigem
No creo en el patriotismo económico, pues, además de la procedencia, hay que tener en cuenta más variables para un consumo consciente. Sin embargo, sí creo que es necesario reactivar la economía local para crear comunidades más autosuficientes, menos dependientes del poder de las grandes multinacionales y el consumo es una forma de hacerlo. Es el concepto de "swadeshi", creado por Gandhi y difundido últimamente por Jordi Pigem.
Yo procuro consumir productos de aquellos países donde considero que los ciudadanos de ese país son dueños legítimos de dicho país. Sinceramente, si leemos ha cerca de la historia de España, este país da asco. Lleno de corruptos, de hipocresía, de envidias.... Donde siempre han mandado, mandan y mandaran los mismos de siempre.Creo que seria un poco de idiotas vivir en un país donde los empresarios, banqueros,inversores, especuladores, terratenientes, señoritos, políticos, alcaldes, funcionarios... solo se preocupan de ellos mismos. Esa gentuza han endeudado al país y se han follado literalmente a mi generación... !Y encima nos piden que consumamos sus productos! !QUE SE VAYAN TODOS A LA MIERDA!Yo lo compro todo a China, encima de que me han tratado y me siguen tratando como una mierda, empezando por los empresarios y acabando por ciertos compañeros de trabajo, para la mierda de salario que me pagan 500€ al mes sin contrato por nueve-diez horas de trabajo al día... ¿Que encima les compre a los mismos que me explotan? !que se vayan a freír puñetas! !manipuladores!!MIERDA PARA LA MARCA ESPAÑA!España es de cuatro pijacos de mierda que tienen todo lo que tienen por herencia (robado casi todo durante la guerra civil) y sin haber dado un palo al agua en su puñetera vida.Paso por un tubo, prefiero romper la rueda, mi abuelo le compraba todo a los mismos que le explotaban, mi padre le compraba todo a los mismos que le explotaban (los hijos de los que explotaban a mi abuelo), ¿y que ahora yo le compre a los nietos de esos sinvergüenzas?Paso. Si de verdad queremos cambiar España debemos empezar por quitarles el poder a esos sinvergüenzas, y la única manera es no consumiendo sus productos, no pidiendo sus prestamos, no alquilando sus pisos, no comprando sus promociones, y no regalándoles nuestra vida.Bueno, la vida se la tenemos que regalar para que nos paguen una miseria, ahora que esa miseria no se las pienso devolver, antes se lo transfiero al presidente de Corea del norte que dárselo a estos sinvergüenzas.
La verdad es que como plataforma de Productores Locales en España, apostamos por un consumo de productos elaborados por productores locales españoles, productos de cercanía, sin una huella ecológica de miles de kilómetros. Pero, lejos de eso, nos encontramos con una realidad, nadie defiende el origen, permitiendo por parte de la administración que los Consumidores sean engañados con envases y paquetes que buscan el engaño con triquiñuelas perfectamente amparadas por la ley. Para muchos de los Productores, una ley que obligase a informar claramente en dónde han sido elaborados los productos, en qué condiciones y bajo qué garantías sanitarias, sería suficiente para que los Consumidores puedan elegir de forma libre. En la información está la libertad de elección, si no existe esa información en base a qué decidimos? Los Productores locales españoles exigimos que se informe a los Consumidores debidamente y no que se utilicen determinadas palabras o letras demasiado pequeñas con la clara intención de engañar.
Me parece una genial idea.Eso es lo que todos deberíamos hacer.¡¡¡¡Si compramos todo en los chinos, el dinero va a parar a China.... que vamos a irnos todos a trabajar a china?Esto es una cadena, y todos estamos involucrados de alguna u otra forma, es como una casa pero de más envergadura, si tu padre es panadero, que vas a ir a comprarle el pan tres países más allá? para que le deje los beneficios allí? o prefieres que se quede en tu casa, y llevarte tú los beneficios? Si compramos todos de nuestros productos, repercutirá en todos nosotros, por poner un pequeño ejemplo, desde el que vende algo tan simple como ajos de las Pedroñeras, que da de comer a un montón de familias... se los vende al del bar, él del bar compra pan.. carne, el carnicero necesita ganado, el ganadero necesita gente, la gente compra zapatos, el de los zapatos compra cuero...el del cuero comprá naranjas, éste va al bar, va a mi peluquería, yo compro a la flores, la florista, se compra zapatos, la zapatearía tiene dependientes, en fin todos compramos, todos invertimos, todos conectados,..la cadena afecta a todos, a mi, a ti..y así sucesivamente .... y si invertimos en lo nuestro es lo mejor que podemos hacer porque en algún momento nos beneficiaremos todos, todos nosotros.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_