La autovía del Duero
Es una auténtica pena ver los desmontes y terraplenes a medio hacer, las canalizaciones y los pilares para viaductos con aspecto derruido, cubiertos de musgo, abandonados. La A-11, que hace unos años era un símbolo de futura prosperidad, de eje vertebrador del este y oeste de España, ahora lo es de decadencia, despropósito, derroche y desconexión.
Una vez más se evidencia cómo juegan los gobernantes con el dinero del contribuyente. No les importa si hay que pagar el mismo trabajo cuatro veces o si hay que reconstruir sobre lo ya construido.— Carlos Blanco.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.