Bardem... ¿invadiendo Crimea?

Con total seguridad, la habilidad de Javier Bardem para perderse dentro de los personajes que interpreta le permitiría mimetizarse con el presidente ruso Vladimir Putin, si en algún momento de su carrera decidiera dar vida al mandatario. La revista Slate, sin embargo, no ha querido esperar tanto y, hace una semana, incluyó en un artículo sobre la intervención militar de Moscú en Crimea la fotografía del actor identificado como Putin. El tuit con la noticia y la imagen circuló a toda velocidad por la red social, su rectificación, casi inmediata, aún fue más viral, convirtiéndose en un ejemplo de estrategia de comunicación y evitando colocar en el centro de otra crisis diplomática al intérprete español, tras la que sí protagonizó realmente el mes pasado a raíz de unos comentarios durante la presentación del documental, Hijos de las nubes, la última colonia.

El sábado 1 de marzo, Slate publicaba en Twitter el artículo, Puede Crimea convertirse en el Waterloo de Putin, con la foto de Javier Bardem sobre el enlace. A primera vista, Putin y Bardem no parecen compartir ningún parecido físico, salvo para la publicación estadounidense. La confusión provocó cientos de comentarios en Internet, algunos mofándose del error, otros proponiendo otros ‘parecidos razonables’ entre Putin y otros personajes -entre ellos, Anton Chigurh, el asesino psicópata de No es país para viejos, cuya encarnación le brindó un Oscar al actor-, y los inevitables montajes fotográficos entre el presidente ruso y el intérprete español.

Slate puso remedio casi de inmediato su error: Corrección: Esta foto es de Javier Bardem y no de Vladimir Putin. La revista lo hizo mencionando a la vez el tuit que dirigía al enlace con la foto errónea, una estrategia que tuvo casi el triple de retuits que la pieza original, una respuesta efectiva que generó a la revista un mayor número de visitas a la pieza que antes de remediar la equivocación.

Bardem no es de los que rehúyen u ocultan su compromiso con causas sociales o políticas. "Detrás de un actor, un médico, un fontanero o un señor que hace escayolas hay un ciudadano que vota, que cree en una solución para los conflictos de la sociedad en la que vive y que tiene la obligación y el derecho de decir lo que piensa", ha afirmado el actor. En ese empeño, sus comentarios finales de febrero sobre una conversación mantenida con un embajador francés en Estados Unidos en el que éste le reconocía que para Francia, Marruecos era "una amante con la que se duerme todas las noches, de la que no está particularmente enamorado pero que se debe defender”, desataron una crisis diplomática que obligó a intervenir al presidente francés, François Hollande, obligándole a llamar al rey marroquí, Mohamed VI, para tratar de calmar los ánimos.

El error de Slate ha devuelto, siquiera por unos instantes, al actor español a la escena política, obligándolo a protagonizar otra crisis, en este caso, absolutamente involuntaria.