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Blogs / Cultura
Del tirador a la ciudad
Coordinado por Anatxu Zabalbeascoa

¿Se puede ser arquitecto sin saber latín?

Anatxu Zabalbeascoa

Foto: Leila Méndez

Oriol Bohigas (Barcelona, 1925) defiende la arquitectura como un arte cívico. En medio de la redefinición profesional que viven los arquitectos puede que las voces discrepantes con la tónica generalizada, que busca adaptar la profesión a una nueva sociedad y rentabilizar un conocimiento, sean las que den más que pensar. En cualquier caso, voces discrepantes como la de este arquitecto y urbanista barcelonés resultan reveladoras del propio cambio que atraviesa la disciplina.

El que fuera director de la Escuela de Arquitectura de Barcelona y concejal de Urbanismo y de Cultura del Ayuntamiento de esa ciudad, además de uno de los referentes en la arquitectura de postguerra catalana, contesta a tres preguntas:

¿Qué ha cambiado más en su profesión desde que consiguió sus primeros trabajos? Para los arquitectos que terminamos la carrera en los años 50, el reto más importante era cultural: luchar a favor de la tradición moderna de la arquitectura que había sido abandonada –y prohibida– por el franquismo, sobre todo en la primera postguerra. En esta lucha, el joven arquitecto disponía de un prestigio social, cultural y profesional que le permitía participar en las decisiones e imponerse a otros intereses menos culturales de la profesión. No se consideraba -como ahora ocurre– que el objetivo profesional de los arquitectos jóvenes fuera acabar empleados de una sociedad de explotación inmobiliaria o colaborar acríticamente con ellas. El joven arquitecto tenía prestigio y se le atribuía solvencia en los procesos de autoría. Tenía bastante autoridad, ocupaba lugares de compromiso dentro del núcleo dirigente de la sociedad, aunque sus equívocos ideológicos no le permitían conseguir transformaciones profundas como se habían propuesto los de la generación de la república. La autoridad –y la independencia de juicio– provenían de la aureola académica de la carrera pero también del conocimiento profundo de las diversas técnicas de la construcción. Los problemas los sabía resolver el arquitecto mejor que nadie, seguramente porque había cursado una carrera universitaria larga, difícil y revestida por un prestigio social y económico. En la actualidad el panorama ha cambiado.

¿Cuál era entonces la dificultad y cuál es ahora? Al arquitecto no se le considera una autoridad superior y decisiva porque los ingenieros, las ingenierías, los aparejadores, los managers -con menos cultura general y con menos preocupaciones teóricas- disponen de conocimientos técnicos más que suficientes para resolver los problemas habituales. Y para resolver la calidad de los ambientes interiores y la estética y la funcionalidad de la construcción lo habitual es disponer de los decoradores (o decoradoras) siempre tan serviciales.

¿Pueden recuperar los arquitectos esa autoridad de la que habla? Ahora ya es muy difícil pero quedan todavía dos caminos. Primero: mejorar su educación tanto en tecnología como en atributos sociales y culturales, de manera que vuelva a ser el autor real y operativo. Segundo: exigiendo ya, desde la formulación de los encargos, una consideración cultural que permita atribuir a una construcción la jerarquía de una arquitectura.

En resumen: habría que volver a una educación universitaria fuerte, oficial, compleja, humanística, pluridisciplinar y, si me permiten, elitista. Jujol decía que sin saber latín no se podía ser arquitecto.

Así, habría que volver a tratar a la arquitectura -especialmente desde la Administración– como un fenómeno prioritariamente artístico y como una aportación socialmente cívica.

Comentarios

1/ La "cultura" no se adquiere unicamente en la fase de los estudios universitarios, aun siendo "humanistas".2/ La cultura de elite, de no incluir a todos los que poseen los meritos ( meritocracia), favorizara a las elites : nepotismo, corporativismo, utilizacion exclusiva del saber por un grupo socio-economico para obtener el monopolio de la produccion "correcta" de espacio "social". Vaya ironia! Quien produjo los defectos de la ciudad Moderna? Una elite que sabia latin...3/Aprender a ser seres humanos, es decir reconocer la dignidad del otro ( alteridad) construyendo la suya propria, empieza en el parvulario...Es todo un proceso que permite ser individuos completos. Luego decides si quieres ser arquitecto, carnicero o ornitologo...Leer el decalogo, en hebreo o en castellano, me parece ya un buen metodo...Saludos
Gràcies Mestre...sempre agraïda del seu saber....en uno de los viajes de estudio que realice con la Escuela de Arquitectura de Barcelona(EAB) a Copenhague...de repente me encontre delante de la Escuela de Arquitectura de aquella ciudad...era un pequeño edificio neoclasico con su proporcionado y armonico claustro...en aquel instante comprehendi la Arquitectura...mi recuerdo lo situa al lado del Mar y la Sirena...existia paralelamente una politécnica...pero eran otros tiempos...
Como decía, en su momento, José Ramón Hernández Correa en Arquitectamos Locos, 'Quien sabe sólo de arquitectura no sabe de nada ni de arquitectura'. Lo que no implica una inclusión en las élites que detentan el poder.
No me acaba de caer bien este señor pero coincido con algunas cosas que dice y las demás me dan que pensar. Por ejemplo, que cuando el empezó a trabajar nació Santiago Calatrava. Por ahí se debió empezar a torcer la cosa y ahora es peor porque encima sobran arquitectos. La profesión de arquitecto va a cambiar porque no hay más remedio. Lo que está por ver es que cambie a mejor. Podrían empezar por cambiar la formación del arquitecto, aunque los tiros van más bien a cagarla aún más. Una buena formación, humanística y técnica, no le viene mal ni a los arquitectos del catastro ni a los políticos, y Bohigas es un político, como el que fue su jefe varias veces, Pascual Maragall, que también tenía una formación humanística que no se le exigía (no creo que haya muchos políticos que lean libros ni nada que no sea el Marca). Bueno, bueno, qué mal que me pongo.
Gracias por toda la informacion
Estoy totalmente de acuerdo con el Sr. Bohigas; para asegurar que solo las élites sean quienes merezcan acceder a los estudios de Arquitectura las clases deberían ser impartidas en Latín. Según creo, el origen del mal tuvo lugar durante el Concilio Vaticano II en el que se recomendó que la Sagrada Liturgia fuese oficiada en la lengua vernácula. Opino también que un Matemático no puede ser tal si no sabe FORTRAN y que un Ingeniero Electrónico tampoco puede serlo si no domina C, aunque no necesariamente se deberían dar las clases en esos lenguajes...

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