Otra cuenta en Suiza
Recuerdo haber visto al señor Granados en alguna tertulia televisiva, comentando lo malísimo que había sido el señor Bárcenas y lo feísimo que estaba eso de tener cuentas en Suiza. Seguramente por decir aquello le pagaban una buena cantidad, acorde con su calidad de contertulio de elevado caché. Ahora que sale a la luz su cuenta en Suiza y los medios publican su biografía política, aparte de la repugnancia normal que provoca la podredumbre surgen y vuelven a surgir las inevitables preguntas. Mencionaré solo una: ¿Por qué alguien que gana tales cantidades con una actividad profesional privada, la abandona por un cargo de alcalde con una nómina relativamente ridícula? Ya, seguramente es por esa irresistible vocación de servicio público que mueve a buena parte de nuestros políticos. Siendo así, estamos siendo todos muy injustos y es una pena que el señor Granados se vea obligado ahora a abandonar su vocación de parlamentario y senador (que curioso como acaparan cargos algunos políticos) y tenga que volver a una actividad privada que lo único que va a reportarle es dinero.— Sebastián Fernández Izquierdo.
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