Quiero vestir como Beckham

Quedan lejos los tiempos en que los futbolistas se dividían en dos clases: los incorruptibles devotos del chándal y esos dedicados seguidores de David Beckham. Hoy, el que más y el que menos se preocupa por la ropa más de lo que reconoce, y por ello ir de compras ocupa un lugar tan importante en su agenda como las concentraciones, las ruedas de prensa y las giras asiáticas.

“Les gusta la moda y son conscientes de que tienen el poder de marcar tendencia”, cuenta John Faro, estilista que ha trabajado con jugadores como Guti o Higuaín, y que a veces tiene que mover cielo y tierra cuando alguno de sus clientes se encapricha de una prenda de Dsquared2 ilocalizable en España. Desde hace años su estilo tiende a heredar los rasgos más extremos de la religión Beckham. Luis Sans, director de la tienda multimarca Santa Eulalia (Barcelona), lo suscribe: “Se atreven a mucho porque el físico les acompaña”. Pero también han evolucionado. Como apuntan en Just One (Madrid), otra de sus elecciones habituales es la sastrería a medida.

Posiblemente, muchos futbolistas hayan descubierto el placer de un traje bien cortado desde que cada vez más marcas se alían con equipos para vestirlos fuera del campo. O tal vez sea algo cíclico: después de años de maximalismo, ahora vivimos un impasse clásico. Esto también se ha visto en las elecciones de los propios clubes. El Inter de Milan ha cambiado a Versace por Brooks Brothers, y los jugadores del Paris Saint Germain se han decantado por Berluti, tal vez la marca más prometedora y refinada (y prohibitiva) del imperio LVMH. También es cierto que el que tuvo retuvo: Dolce & Gabbana viste en exclusiva a la selección italiana desde 2006 y fue una de las primeras firmas que utilizó a futbolistas en sus campañas de publicidad. Hoy Xabi Alonso es imagen de Emidio Tucci, Beckham o Cristiano Ronaldo lo han sido de Armani y Gerard Piqué hizo lo propio para Mango.

Pero, volviendo al tema inicial, ¿en qué quedamos? ¿Son los futbolistas conservadores o atrevidos? Según John Faro, depende de su etapa vital. “Cuando se casan se vuelven más formales y se dejan aconsejar por sus mujeres”. Esa es otra: ¿con quién compran? Sans afirma que van solos, con sus parejas e incluso con otros jugadores, pero rara vez con personal shoppers. Evitan los picos de afluencia de público, pero jamás piden comprar a puerta cerrada o fuera de horario. Eso sí, comparten sus descubrimientos. “Envían fotos de las prendas a los grupos de WhatsApp que comparten con sus compañeros de equipo”, cuenta el barcelonés. Imaginen ver lo que manda Cristiano cada vez que va a Gucci. Eso sí que merece un wikileaks.