Jude Law descubre en el juzgado la traición de un familiar cercano
El actor se entera en el juicio de 'The News of the World' de que su pariente cobró por hablar El tabloide tenía "una cantidad descabellada de información" sobre su vida privada
Jude Law, un actor cuyo aplomo en las tablas le acaba de hacer merecedor de las mejores críticas de su carrera teatral, se quedó el lunes literalmente pasmado cuando le revelaron el nombre de un familiar que en los últimos años ha vendido a la prensa los secretos de su vida personal. La escena tuvo lugar en Old Bailey, el tribunal de Londres donde la estrella británica declaró como testigo en el juicio contra los responsables del extinto dominical News of the World por el escándalo de los pinchazos telefónicos de personajes famosos.
Los periodistas del tabloide disponían de “una cantidad descabellada de información” sobre sus movimientos, denunció Law durante el proceso que tiene como principales implicados a dos antiguos directores del rotativo propiedad del grupo Murdoch, Rebekah Brooks y Andy Coulson. El abogado de este último fue quien entregó al actor una nota con el nombre de una pariente que cobró a cambio de facilitar cotilleos. ¿Cuándo se enteró de su implicación? “Hoy mismo”, respondió el interpelado con voz trémula. “No estaba al tanto de todo esto”.
El descubrimiento de la traición de ese familiar —cuyo nombre no fue divulgado— supuso un duro golpe para Jude Law, a pesar de que él mismo había reconocido anteriormente la certeza de que miembros de su entorno habían filtrado datos comprometedores. La pesadilla comenzó en 2001, cuando Jude Law obtuvo una nominación al Oscar por su papel en la película El talento de Mr Ripley. Entonces, todavía estaba casado con la también actriz Sadie Frost, madre de tres de sus hijos. Dos años después, el acoso mediático arreciaba tras el divorcio y su relación con Sienna Miller. Los fotógrafos comparecían en lugares que él había acordado en secreto para reunirse con sus retoños.
La defensa de Coulson interrogó el lunes a Law sobre los ecos mediáticos que en su día tuvo la esporádica relación sentimental de Miller —entonces su novia— con el actor Daniel Craig, mundialmente conocido como rostro de James Bond en la saga fílmica. Law telefoneó a Craig para pedirle explicaciones, en una conversación que “tomó todo tipo de derroteros, aunque nos conocíamos hacía muchos años”. El News of the World tuvo constancia y publicó el contenido de esa llamada. Ahí sale a colación una persona muy próxima al actor que no tuvo escrúpulos en vender sus secretos.
El protagonista de películas como Cold Mountain o de la una de las propuestas teatrales más exitosas de la última temporada londinense (Enrique V) explicó durante el juicio que las productoras de los filmes de Hollywood solían prestarle móviles durante el rodaje. Los números de algunos de esos teléfonos aparecen en la agenda incautada por la policía al detective Glenn Mulcaire, quien trabajaba para el dominical acusado de intercepción ilegal de las comunicaciones de personajes de la vida pública.
Jude Law, de 41 años, es uno de los rostros famosos que ha encabezado las denuncias contra las intrusiones ilícitas de un sector de la prensa británica. Su singladura personal, incluida la aventura con una modelo estadounidense que acabó en embarazo, ha acaparado la atención de los tabloides en los últimos años. El lunes compareció como testigo en un proceso a ocho acusados a quienes se imputa diversas prácticas ilegales para llegar a su objetivo: los famosos y su vida, publicada a toda página. Su declaración en el tribunal perdió el regusto de la venganza cuando le pasaron ese papel con el nombre de quien traicionó su privacidad por dinero.
El caso de las escuchas, que estalló en 2011, llevó a una revisión de las prácticas periodísticas en el Reino Unido por parte del juez Brian Leveson, quien recomendó introducir un estatuto para la autorregulación del sector. En marzo de 2013, los tres principales partidos políticos del país acordaron un nuevo marco regulador para la prensa escrita británica, con el fin de proteger de posibles abusos, sin amenazar la libertad de expresión.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.