9 fotosSalas con aroma a recuerdoSalas con pasado y nombres históricos que rozaron sus butacas. París cuida con ahínco estos lugares de culto cinematográficoCarmen Rosa Fernández24 ene 2014 - 00:00CETWhatsappFacebookTwitterLinkedinCopiar enlacePanorámica de Le Grand Rex. Un paseo por París es la mejor manera de confirmar la filosofía del mimo por las salas de cine con pasado; y en la ciudad de la luz resulta difícil no toparse con alguna sala oscura donde se sentó Luis Buñuel, o que inspiró a Man Ray, que frecuentaron François Truffaut y Jacques Tati, o que decoró el mismísimo Jean Cocteau. Son rincones que escribieron la historia de la segunda cinematografía del mundo, que impregnan de su allure el imaginario de cinéfilos de todo el planeta y demuestran que en el país vecino el séptimo arte todavía es un bien muy preciado.Exterior de Studio 28, (10 Rue Tholozé). Algo parecido opina Allan Roulleau, propietario del más íntimo Studio 28 , en el corazón de Montmartre. “Los espectadores seleccionan más duramente las películas pero no hay que olvidar que nosotros tenemos el CNC (Centre National du Cinéma) que está muy presente y protege la cultura cinematográfica francesa. En Europa el cine francés es el único que se defiende frente al americano”. Desde 1928, el arco con neón blanco y naranja de la fachada de Studio 28 forma parte de la historia del cine, y no sólo el francés.Interior de Studio 28. A Roulleau, que recibió esta sala en herencia de su padre y su tío, dueños del local desde 1948, le gusta decir que mientras en los multicines se engulle la película, a Studio 28 se va a degustar. Evocación que puede también hacer referencia a su recomendable café con terraza, el lugar perfecto para alargar la visita a este cine de película.Fachada de Cinéma des Cinéastes, (7 Avenue de Clichy). Hoy, esta sala programa cine de autor de todos los rincones del planeta y, como anécdota, decir que en su café se conocieron François Hollande y su supuesta amante, la actriz Julie Gayet, durante la campaña presidencial.Xavier GanachaudLa cafetería de Cinéma des Cinéastes. Uno de los más visitados en la actualidad es el bistró del Cinéma des Cinéastes (7 Avenue de Clichy). Este cine, que gestiona la Arp (Sociedad Autores, Realizadores y Productores), se ubica donde lo hacía a finales del siglo XIX el cabaret Père Lathuille, lugar habitual de reunión de los artistas de Montmartre, en especial Edouard Manet.Fachada de La Pagode, (57 Bis Rue de Babylone). Hacia el sur, cruzando el Sena, muy cerca de Les Invalides, se encuentra otro cine con leyendas de vodevil. Se trata de La Pagode (57 Bis Rue de Babylone), que, como su nombre indica, es una pagoda japonesa auténtica.Jean-François ChaputSala japonesa de La Pagode. Su cierre en 1997 despertó la tan francesa conciencia colectiva y la asociación Salvemos La Pagode consiguió su reapertura en 2000. Hoy posee el estatus de monumento histórico.Jean-François ChaputFachada del Louxor, (170 Boulevard de Magenta). Otro edificio considerado joya cultural es el del Louxor, que reabrió sus puertas en 2013, también gracias a la insistencia de tres asociaciones vecinales que lucharon para que el Ayuntamiento de París lo comprara y recuperara su esplendor perdido.Una sala del Louxor. Hoy, el Louxor, construido en 1921 en el estilo neoegipcio tan de moda en la época, acoge los estrenos de la semana, un cineclub y también las proyecciones organizadas por la Université Populaire y comentadas por personalidades destacadas de la cultura o de la política. Hace poco se pudo ver por allí al ex presidente de la república Lionel Jospin hablando de su filme favorito, El hombre tranquilo, de John Ford.