Murió Roger Mbede
Acaba de morir, a los 34 años, Jean-Claude Roger Mbede (Ntouessong, Camerún, 1979).
Su caso y su rostro dieron la vuelta al mundo en campañas de organizaciones pro-derechos humanos como Amnistía Internacional y All Out: pasó 16 meses en la prisión de Kongdengui, en Yaundé, por enviar un sms a otro hombre. El mensaje era simple y directo: "estoy muy enamorado de ti". Sentenciado a tres años de cárcel y el pago de una multa de 33.000 francos CFA el 28 de abril de 2011, Mbede había logrado la libertad provisional en julio de 2012 por razones de salud. Sin embargo, su inesperada y publicitada salida del armario costó a este "activista accidental" de la causa LGBT pasar los últimos meses de su vida escondido y cambiando hasta tres veces de residencia.
Roger Mbede falleció el 10 de enero de 2014, a las 19.00 horas, en Ngoumou, cerca de Yaundé. La muerte le llegó a causa de las complicaciones derivadas de un cáncer que le habían diagnosticado y de la falta de tratamiento para una hernia de la que se operó en dos ocasiones, legado de su estancia en la cárcel. Según testimonios de amigos, Roger no bebió ni comió en sus últimos días de vida. Tampoco podía hablar ni mantenerse en pie. Con su salud deteriorándose rápidamente, todavía estaba pendiente de su apelación a la condena que no había terminado de cumplir.
Roger Mbede con Alice Nkom, su abogada
Sus abogados han denunciado que la familia de Roger lo secuestró y que son los responsables directos de su muerte. Lo habían sacado del hospital donde recibía tratamiento y desplazado hasta Ngoumou, localidad en la que languideció hasta morir sin ningún tipo de medicación. Según el activista camerunés Lambert Lamba, habían declarado su intención de "eliminar la homosexualidad en él".
El caso de Roger Mbede se fraguó a finales de 2010, cuando estudiaba Filosofía de la Educación en la Universidad Católica de Yaundé. En esa época conoció al hombre del que se enamoró y al que envió su declaración de amor vía móvil. Su mensaje recibió respuesta: una cita que se reveló una trampa. En el domicilio de ese hombre le esperaban dos policías que le detuvieron y le confiscaron el teléfono móvil. Así comenzó su calvario a través de interrogatorios, prisión provisional y tras un juicio rápido, la condena.
El activista LGBT y periodista camerunés Eric Lembembe escribió una reseña sobre el caso de Roger Mbede poco después de su salida de la cárcel. El verano pasado, el propio Lembembe era torturado y asesinado en su hogar en lo que se consideró el primer asesinato homófobo en el país.
Eric Lembembe explicaba en su texto las condiciones de encarcelamiento de Roger Mbede: agua insalubre, catres de mala muerte, promiscuidad y contacto directo con tuberculosis, diarrea y enfermedades de la piel, insultos y vejaciones físicas y verbales, asaltos con armas blancas que dejaron su huella en la piel y el ánimo de Mbede. Auxiliado por diferentes ONG que le llevaban ropa y comida a la prisión, también sufría el ostracismo fuera de ella, puesto que su familia le rechazó al conocer su orientación sexual. Su padre le comunicó que dejaba de ser su hijo y su hermana llegó a decirle que preferiría estar emparentada con un criminal antes que con un homosexual.
Mbede quería rehacer su vida. Había finalizado sus estudios y luchaba contra su enfermedad, anhelaba conseguir un trabajo e independizarse.
Según Human Rights Watch, Camerún lleva ante la justicia a más homosexuales que ningún otro país africano. La abogada de Robert Mbede, Alice Nkom, ha acusado al estado de su muerte. "Si no hubiera criminalización de la homosexualidad, no habría ido a prisión y su vida no habría acabado -manifestó- Su vida terminó cuando fue a la cárcel".
El fallecimiento de Roger Mbede ha precedido en pocos días a la prohibición del matrimonio homosexual en Nigeria, donde el colectivo LGBT se convierte de nuevo en cabeza de turco para un presidente acosado por los escándalos de corrupción y un país sometido al terror de Boko Haram, la brutalidad de las fuerzas de seguridad y la pobreza extrema de la mayor parte de sus ciudadanos. Además, precede a las últimas declaraciones del presidente ugandés, Yoweri Museveni, en una carta abierta publicada en un periódico de su país, en la que firma joyas como que la homosexualidad es una anormalidad y que el lesbianismo llega por hambre de sexo y falta de marido. También, por elegir otra noticia de actualidad que afecte al colectivo LGBT pero desde una perspectiva positiva, la muerte de Roger Mbede casi coincide con la salida del armario del escritor keniano Binyavanga Wainaina, probablemente el africano más célebre que ha admitido públicamente su homosexualidad. Lo hace con la publicación en diferentes sitios de internet de un episodio perdido de su libro Algún día escribiré sobre África, en el que confiesa que se sabía gay desde que tenía cinco años.
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