Los Missoni, un año de búsqueda
La familia propietaria de una de las grandes firmas de moda italiana sigue sin noticias de su heredero. En este tiempo de espera ha muerto su patriarca lo que ha obligado a ordenar la empresa
Cuatro de enero de 2013: en el cielo sobre Los Roques, Venezuela, desaparece una avioneta de turismo. A bordo se encuentra Vittorio Missoni, de 59 años, delfín de una de las casas de moda con más prestigio e ingenio de Italia. No queda rastro de él ni de sus acompañantes: su pareja Maurizia Castiglioni, un matrimonio de amigos de MIlán - Elda Scalvenzi y Guido Foresti - y dos pilotos locales que manejaban el Islander BN- 2A de alquiler con destino a Caracas desde donde el grupo de viajeros italianos volvía a casa. Ha pasado un año desde el día en se rompió la felicidad de un clan bien avenido, donde el afecto familiar parece fomentar la comunión de propósitos profesionales. Un año y todavía no se ha encontrado el cuerpo del heredero. A mediados de octubre, en el fondo del océano fueron rescatados los restos de la avioneta con tres cuerpos en su interior. Pero Vittorio Missoni no estaba. Una nota difundida desde el cuartel general de la firma, en el primer aniversario de la desdicha, lo confirma: “Al día de hoy no se han encontrado restos biológicos que identifiquen a Vittorio Missoni. Esperamos sinceramente que el examen submarino de las partes del avión, ya identificado, estén en poco tiempo y traigan la recuperación e identificación de Vittorio Missoni, Guido Foresti y Elda Scalvenzi”.
La dinastía italiana, famosa por sus tejidos de colores y ganchillo, había logrado llegar a las puertas de 2013 con mucho que celebrar. Se cumplían 60 años de la boda de los patriarcas, Ottavio Missoni y Rosita Jelmini, y también de la apertura del taller de confección en Sumirago, en la provincia de Varese, cerca de Milán, donde la familia comenzó a fraguar una copiosa fortuna privada y profesional.
Vittorio Missoni, consejero delegado de la maison, saludó a los empleados, les deseó feliz año y les citó para después de las fiestas. Con su compañera y una pareja de amigos voló al archipiélago de Los Roques, un paraíso de mar cristalino, coral y palmas en el Caribe, ideal para desconectar. Cuando las vacaciones estaban a punto de concluirse, el grupo alquiló un bimotor para recorrer los cerca de 160 kilómetros hasta el aeropuerto de la capital venezolana, desde donde debían embarcarse con rumbo a Italia. A las 11.30 del viernes 4 de enero —las 18.30 en Italia y España—, el Islander despegó. Diez minutos después, su rastro desapareció en el radar. Los pilotos no alertaron la torre de guardia. Los hombres que vigilaban el cielo no notaron nada. El misterio comenzó. Los familiares no abandonaron la esperanza y se aferraron a la débil hipótesis de que el aparato hubiese sido secuestrado por un cartel de narcos que tarde o temprano pedirían un rescate.
En mayo de 2013, en medio de esta tensa espera, falleció Ottavio, a los 88 años. A mediados de octubre llegó otro duro golpe cuando las autoridades venezolanas localizaron el pequeño avión a más de 70 metros de profundidad, engullido por el mar del Caribe, roto en varios trozos, pero con la matrícula aún bien visible. Una tumba para los seis pasajeros. En las sucesivas búsquedas, se encontraron algunos cuerpos sepultados bajo el agua, bloqueados por el cinturón de seguridad. Lo resume la nota de la familia Missoni, difundida el pasado 4 de enero: "El análisis del laboratorio con los restos biológicos encontrados durante las primeras búsquedas submarinas, en la semana del 15 de octubre, y las que se encontraron durante la recuperación parcial de los restos del avión que se produjo el pasado 25 de noviembre en las aguas de Los Roques, han llevado a la identificación positiva de: Maurizia Castiglioni y los dos pilotos venezolanos Hernán José Marchán y Juan Carlos Ferrer Milano. Al día de hoy no se han encontrado restos biológicos que identifiquen a Vittorio Missoni, Guido Foresti o Elda Scalvenzi”. Agradeciendo los esfuerzos a Roma y Caracas, los familiares de los tres desaparecidos, subrayan cómo “en Venezuela, la investigación para determinar las causas y la dinámica del accidente, así como la identidad de los pasajeros, sigue en curso”.
Continúa también la contribución y el apoyo de los Missoni. Angela, hermana menor del primogénito Vittorio y creadora de la línea de prêt-à-porter de la casa, declaró a la publicación británica Style que hace poco acudió con su madre a Venezuela para dar una muestra de su ADN, para que los investigadores puedan compararlo con los restos encontrados en el fuselaje.
Vittorio, nacido en 1954, Luca, de 1956 y Angela, de 1958, eran los herederos predestinados a tomar las riendas del imperio. 2013 fue el año en el que los Missoni perdieron al jefe de familia y a su primogénito. 2014 será el año para mirar al futuro, apostando para la nueva generación: Margherita, hija de Angela, que con apenas 30 años y que acaba de dar luz a Otto, tras un periodo en Nueva York ha vuelto a casa para involucrarse en el proyecto familiar. “En su pasión, en su fuerza, encontramos el camino”, declaró Angela, su madre.
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