Desidia y esperanza
Cuántas veces en el despertar de cada mañana hemos tenido que enfrentarnos a la amargura de una jornada desfavorable para nuestros propósitos. Seguramente sean más de las que creemos. Nuestro sistema cerebral tiene suficientes recursos para convertir esta encrucijada tortuosa e indeseada en una gran muralla, que construida con la desgana que nos asedia cada mañana, sea capaz de mantenernos aislados contra esta fuerza demoledora llamada desidia. Mientras que nos queden fuerzas para pelear contra ella, luchemos a muerte con esa fortaleza con la que es capaz de rearmarse nuestra esperanza.— Jesús Sánchez-Ajofrín Reverte.
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