La pregunta, ni clara ni constitucional
Sostiene Artur Mas que la pregunta que pretende someter a consulta de los ciudadanos de Cataluña es “clara e inclusiva”. No sé si será inclusiva, pero desde luego no es clara, ni tal consulta respeta la Constitución.
De entrada no es una pregunta, son dos. Es clara la segunda (“¿Quiere que el Estado catalán sea independiente?”), pero en modo alguno lo es la primera: “¿Quiere que Cataluña se convierta en un Estado?”. Una respuesta afirmativa a esta primera pregunta deberían emitirla desde los partidarios de una mera federalización formal del Estado de las autonomías (de modo que las CC AA adquieran la condición formal de Estados federados), pasando por quienes aspiran a que Cataluña se convierta en un Estado soberano que se confedere con España, hasta los genuinos partidarios de un Estado catalán independiente. Por tanto, si hubiera mayoría de votos en contra de la segunda pregunta, pero una mayoría a favor de la primera, no sabríamos si los ciudadanos de Cataluña aspiran mayoritariamente a que esta sea un Estado federado en el marco de un Estado federal español (como el alemán, por ejemplo) o un Estado soberano confederado con España.
En todo caso, la consulta que se pretende no es conforme a derecho sin la previa reforma de la Constitución. Como ha declarado el TC en su sentencia 103/2008, “la reconsideración de la identidad y unidad del sujeto soberano o, cuando menos, de la relación que únicamente la voluntad de este puede establecer entre el Estado y las comunidades autónomas (...) solo puede ser objeto de consulta popular por vía del referéndum de revisión constitucional”.— Mariano Bacigalupo. Profesor titular de Derecho Administrativo (UNED). Majadahonda, Madrid.
Sobre las preguntas del referéndum catalán se constatan varias cosas.
Una es cómo este referéndum, igual que los demás que se han planteado en España, los proponen las instancias del poder para ganar el sí, cosa que generalmente consiguen (recuérdese lo de la OTAN, la Constitución, la Reforma, etcétera); en segundo lugar, el contenido de las preguntas deja bien clara la estrategia reivindicativa catalana: la primera pregunta tiene como destinatarios no solo a los independentistas, sino también a los de la tercera vía: los federalistas.
Por eso es previsible un sí mayoritario a la primera pregunta; de esta manera aunque gane el no a la segunda (la de si quiere ser un Estado independiente) se consigue un apoyo (que querrán vinculante), sino a la independencia, sí por lo menos a una mayor autonomía.
Es su estrategia, y es verdad que resulta algo cansino que unas pocas minorías del Estado, por importantes y respetables que sean, estén siempre tensando una cuerda que parece estar más cerca que nunca de romperse. Si el Estado requiere una refundación, que no sea solo por lo territorial, sino más bien por relanzar los valores sociopolíticos imprescindibles, aquellos que hoy día están en regresión: igualdad y solidaridad.— José Miguel Grandal. Cartagena, Murcia.
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