James Franco y Seth Rogen fornican para reírse de Kanye West
El cómico y la estrella del cine intelectual se han convertido en protagonistas de la Red parodiando el último videoclip' de Kanye West
Ser famoso conlleva unas normas que se van simplificando según va creciendo Internet y la notoriedad se va haciendo cada vez más sinónimo de cercanía: a día de hoy, todas esas normas se pueden resumir en la máxima No juegues con tu imagen. Esto es, al menos, en un mundo en el que no existe James Franco. El actor convertido en literato criticado por pretencioso convertido en director de las películas más intelectualmente complejas de la tradición hollywoodiense solo entiende su imagen como algo con lo que jugar para retar el concepto de estrella como garantía de que algo es intachable. Lo demostró en 2009 cuando, habiendo absorbido los ingresos en taquilla del mundo entero con la saga de Spider-Man, se prestó a actuar en un triste y gastado culebrón que llevaba décadas en antena llamado Hospital general para luego hacer un documental sobre un tipo que se llama Franco y que actúa en Hospital general. Lo demostró de nuevo este año, cuando interpetó a un personaje llamado James Franco en la película Juerga hasta el fin, el cual exacerbaba todos los defectos que la crítica le echaba en cara.
Y lo ha vuelto esta semana, con un vídeo tornado en irremediable fenómeno viral, en el cual vuelve a tener el descaro de darle la razón a sus críticos con la condescendencia con la que se le da la razón a un borracho. El concepto del vídeo no es gran cosa: se trata de una recreación, plano a plano, de un vídeo que el rapero Kanye West estrenó la semana pasada; un documento risible en el que West empleaba a su esposa en la vida real, la reina del reality Kim Kardashian, para hacer una de sus creaciones con vocación de históricas. El vídeo en sí desprendía tal entrega que era normal que el acérbico Internet lo cogiera y lo conviritiera en parodia.
Lo que no era tan de esperar era que quien lo parodiara fuera James Franco con el cómico Seth Rogen. Ambos actores, que salieron a la fama a la vez gracias a la serie Freaks and geeks y que resultaron igual de determinantes a la hora de definir el tono que tendría el cine la década pasada, ocupan los papeles de West y Kardashian, creando así una boutade de dimensiones épicas. Seth Rogen encarna acaso mejor que nadie al heterosexual moderno, con todas sus flaquezas y virtudes recónditas, mientras que Franco aprovecha esa imagen de filogay que le ha acompañado a lo largo de su cinematografía y que él, heterosexual probado, emplea para confundir a los medios tan acostumbrados a las etiquetas simplonas. Lo que en el vídeo original son declaraciones puras de amor, en la elegante parodia son ñoñerías inquietantes.
El resultado no solo se ha convertido en un éxito de visitas en la Red; también es una prueba hilarante de que lo que se considera el cénit de la celebridad de unos (el matrimonio de Kanye West, uno de los raperos más aplaudidos de su época, con alguien tan famoso por su cuenta como Kim Kardashian, es poco menos una instalación del MoMA que habla del estado de la cultura pop internacional) es, en realidad, solo el punto de partida para que otros le hagan un guiño al público. Es decir, que sean más cercanos. Es decir, que resulten más famosos.
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