Esto lo hago por mi hijo
No deja de sorprenderme el efecto que produce el hecho de ser padres. Automáticamente se entra en una rueda de tópicos que, aparte de ridículos, resultan extremadamente caros. En ese momento nace en tu interior una frase repleta de cinismo: “Esto lo hago por mi hijo”.
En ese cajón abonado de despilfarro entran desde un coche que parece un tanque, en el que llevarás todo aquello que te han convencido que es necesario para el bienestar de tu hijo —incluyendo termómetros para medirle la fiebre en cinco zonas del cuerpo—, hasta realizar un cambio de casa porque viene el segundo y necesita 15 metros cuadrados cada uno para tener “su espacio”.
En el camino piensas que todo te parece poco, porque por un hijo se hace cualquier cosa. Pasado el tiempo te preguntarás cómo tu hijo es tan caprichoso, lo quiere todo ya y no es capaz de valorar todo lo que has hecho por él.
Simplemente, es el reflejo de ti.— Ignacio Caballero Botica.
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