Desde nuestra atalaya

A veces se echa la culpa a África de su situación, olvidando la historia. Un continente lleno de países con fronteras artificiales y con guerras tribales eternas financiadas por los países del Primer Mundo para seguir extrayendo sus diamantes, el oro, el cromo, el cobalto, adueñarnos de sus caladeros de pesca... Por no mencionar que es el basurero de muchos de los residuos peligrosos de la gran Europa.

No les hacía ninguna falta conocernos, porque cada vez que un país “civilizado” mete allí la pezuña solo provoca más miseria y más guerras. Pero ellos creen que aquí atamos los perros con longanizas, y toda una aldea se moviliza para que el que más posibilidades tiene, venga aquí y les dé una esperanza de no morir de miseria. Por no hablar de las mujeres que huyen de la represión y las barbaridades a las que son sometidas por costumbres ancestrales. Las mafias aprovechan esta situación, nosotros los criminalizamos y los despreciamos además.

Ni la crisis que sufrimos nos hace bajarnos de nuestra atalaya desde donde damos patadas a los que se aferran a una esperanza, en lugar de dejar de expoliar sus países.— Lola García Ayala.