Mejor que en casa
En la calle más cara de Barcelona, el Paseo de Gracia, y en zapatillas. Este hostal y residencia de estudiantes ocupa tres plantas de un edificio señorial en la parte alta de dicho paseo. El cliente pedía originalidad y frescura. Y los proyectistas del estudio Normal respondieron con su voluntad de que “el diseño sea para todos algo normal”, que traducido a recursos combina reciclaje, humor, ingenio y aprovechamiento del espacio.
En las tres plantas, y con las 42 habitaciones que tiene el hostal Nikbor, restaban solo 105 metros para espacios comunes y un ambicioso programa: recepción, cocina fría, cafetería, buffet, comedor, zona de ordenadores y sala polivalente.
Los diseñadores resolvieron la falta de espacio estableciendo prioridades y aplicando imaginación, orden cartesiano y recursos constructivos. Así, la recepción, sobre el pavimento hidráulico original, deja ver la combinación de recursos gráficos e interiorismo del estudio. La entrada es ahora un nuevo mueble que se adapta a esa trama del suelo para insertar un mostrador a medida con espacio para guardar las maletas. Este mueble de acogida y despedida anuncia lo que quiere ser el hostal: desenfadado pero ajustado, simpático pero a medida.
Los diseñadores pensaron que la imagen de frescura no se obtiene solo con recursos decorativos y así idearon una cocina fría para que los huéspedes puedan cocinar a su aire, como parte del programa de servicios comunes. La cocina está además preparada para que, en el caso de que en algún momento sea necesario, se pueda cerrar con un paramento de vidrio y así convertirse en una cocina más sofisticada sin necesidad de meterse en obras mayores.
Las baldosas, de color y estampado retro, contrastan con la rudeza del pino natural de los muebles por todo el hostal. El suelo manda también en las zonas comunes, que combinan diversos pavimentos colocados a cartabón con un marco de madera en todo el perímetro.
El ingenio está presente tanto en la distribución y transformación del espacio, como en la factura de las piezas de mobiliario. La barra de la cafetería, por ejemplo, está formada por un montón de tableros de pino apilados y la sala de ordenadores es una caja forrada de pino natural con iluminación perimetral realizada con cintas de leds.
El pino es también el protagonista en las 42 sencillas habitaciones que completan el albergue. Sábanas blancas y madera de pino. Nada sobra en esas estancias donde la decoración la pone el que llega, con sus trastos, su orden o su desorden.
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Babelia
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