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Kate Moss a la una, a las dos... ¡adjudicada!

Su imagen sale a subasta, la primera que la casa Christie's dedica a una musa viva Tras sobrevivir a sí misma, al inclemente paso del tiempo y al voraz mundo de la moda, cimenta hoy su condición de gran icono del arte

Kate Moss, ante una foto de Chris Levine, que saldrá a puja por 120.000 euros.
Kate Moss, ante una foto de Chris Levine, que saldrá a puja por 120.000 euros.luke macgregor (reuters)

En julio de 2011, tras su enlace con el músico Jamie Hince, Kate Moss se perdió en yate por las aguas del Mediterráneo. A la vuelta de la luna de miel, encontró un regalo de bodas sorpresa en el baño que estaba reformando en su nueva mansión en Highgate, al norte de Londres. El enigmático grafitero Banksy había elaborado en su ausencia un mural emulando los retratos solarizados que hizo Warhol de Marilyn Monroe con el rostro de la top sustituyendo al del mito del cine. Una obra estimada en 240.000 euros —pero de incalculable valor sentimental— que venía a sumarse a la lista de presentes de otros artistas amigos, como los hermanos Chapman, Tracey Emin o Marc Quinn. De todas las facetas de la longeva diva de la moda —supermodelo contra el estereotipo, animal fiestero, rockera irreductible—, posiblemente la más desconocida sea su integración en los círculos artísticos.

El colofón de esta devoción podría ser la subasta que oficiará Christie’s el próximo miércoles, cuyas 58 obras (en su mayoría fotografías) se pueden contemplar desde hoy en su sede londinense. En ella, la modelo se eleva oficialmente a musa más allá de las pasarelas, los anuncios y las revistas. Es la primera vez que una casa como esta abre una puja centrada en un personaje vivo. “Su imagen representa mucho más que un arquetipo”, apunta Gert Elfering, el coleccionista responsable del proyecto. “Y en eso las comparaciones con Marilyn no resultan caprichosas. Es un personaje por el que la propia Kate siente mucha atracción. Su historia cuenta con ciertos paralelismos. Ambas tienen tantas luces como sombras, han afrontado un insaciable apetito público por seguir su vida en imágenes y han sufrido como nadie la persecución de los fotógrafos”.

La llamada a capítulo que recibió en 2005, al encontrarse esnifando cocaína en la portada de un tabloide, no hizo sino redoblar su caché tras una rehabilitación exprés. Fue ese mismo año cuando Christie’s sacó a subasta el retrato a tamaño natural que pintó Lucian Freud de Moss desnuda y embarazada de su hija Lila Grace en 2002. La cifra récord alcanzada, casi seis millones de euros, contribuía también a dibujar un nuevo panorama en el coleccionismo. Así lo recuerda Philippe Garner, director de fotografía de la casa de subastas: “Fue un momento muy significativo en su conversión de maniquí a musa artística, que coincidió con una transformación también en el mercado del arte. Era la etapa en la que los grandes maestros vivos de posguerra comenzaban a alcanzar cifras astronómicas, de varios millones, por obras que habían tenido una vida relativamente corta. Ese cuadro marcó un antes y un después”. Tenía que ser Kate la protagonista. Ella misma porta donde la espalda pierde su nombre dos golondrinas tatuadas por Freud y presume de que le encanta salir de casa “con una obra de un millón siempre puesta”.

Compararla con Marilyn Monroe no es un capricho. Es un personaje por el que la propia Moss siente una gran atracción"

Elfering trató, infructuosamente, de incluir en la actual subasta algunos bocetos de Freud. También una fotografía personal en la que Moss sonríe acurrucada al pintor en la cama. “Pero ella se negó. Por muy sobrexpuesta que viva, ha aprendido a establecer una distancia entre su yo público y su yo privado”. A cambio, el coleccionista ha logrado que sir Peter Blake, artista pop autor de la portada de Sgt. Pepper’s Lonely Hearts Club Band, de los Beatles, realice un collage centrado en Kate; o que Allen Jones, célebre por sus esculturas eróticas, modele una pieza ex profeso para la cita, donde el busto de la diva se funde con un vestido de bronce. Esa es la pieza más cara, tendrá una salida de 175.000 euros. En total se estima recaudar al menos 1,7 millones de euros. Se suman a ellos algunos retratistas que la han visto crecer: Annie Leibovitz, Mario Testino, Juergen Teller, Mario Sorrenti, Chuck Close, Nick Knight, Ellen von Unwerth, Craig McDean, Steven Klein, Rankin… Una nota para fans: aunque la vimos en la rueda de prensa de presentación, no acudirá a la puja. “Si yo fuera ella, a esas horas procuraría estar paseando al perro”, bromea el director de Christie’s.

Se echa en falta a Corinne Day, que le realizó su primera y emblemática primera sesión para la revista The Face, con la que se convertiría en el icono original del grunge. “Le planteé rescatar alguna otra foto de Day, no de esa sesión. Pero se negó. Es un poco maniática del control, y hay ciertas fotos que no quería ver o no le traen buenos recuerdos. En cualquier caso, esto no pretende ser una retrospectiva, sino una muestra de Kate Moss como musa”, dice el coleccionista. También está ausente Marc Quinn, que en 2008 realizó una estatua de ella que valía su peso en oro. Literalmente. Una Moss de 50 kilos en ese material noble practicando yoga valorada en dos millones de euros. En 2011, Sotheby’s subastó una versión más pequeña, de solo 10 kilos, por 680.000 euros. “No es una escultura de Moss”, dijo Quinn en su momento. “Es una escultura de nuestra alucinación colectiva sobre quién es la mujer más bella del mundo. Un retrato y una máscara al mismo tiempo”.

La propia interesada, inteligentemente, ha contribuido a esa alucinación. Acostumbra a guardar silencio. Apenas concede entrevistas. La hemos visto un millón de veces, pero muy pocos conocen a la auténtica Kate Moss. “Sin embargo, ha logrado a través de su imagen redefinir un modelo de mujer. Resulta significativo que tenga más fans entre ellas que entre los hombres. Transmite esa dualidad de chica buena-chica mala que todas quisieran ser”, reflexiona Elfering, que esboza su lugar futuro en la iconografía cultural. “Veremos su imagen colgada en paredes al lado de un picasso o un matisse. Ha trascendido la fotografía de moda, o la fotografía, a secas, para alzarse con una entidad propia. Muy pocas modelos han conseguido algo así. Tenemos a Lisa Fonssagrives, esposa de Irving Penn, y a Lee Miller, musa de Man Ray, pero poco más. Kate es una de las caras que definirán estos tiempos”.

Hay quien lo tiene bien presente. Estos días, Playboy ha confirmado que ocupará la portada de su número especial del 60º aniversario, a publicarse en diciembre. Un mes después, Kate Moss cumplirá 40 años, pero a buen seguro que prolongará su rol de musa, retando también nuestro ideal de la belleza madura.

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