El desarme de Siria
La propuesta de Siria junto con Rusia es un paso en la buena dirección para evitar una guerra cuyas consecuencias para la región serían nefastas y supondrían la destrucción total entre dos posiciones antagónicas que han despreciado la posibilidad de una tregua total y el inicio de un diálogo que acabe con la guerra.
Por una parte, Estados Unidos apoya a los rebeldes junto con Turquía y los países del Consejo de Cooperación del Golfo liderados por Arabia Saudí. Mientras, el Gobierno sirio recibe el apoyo de Rusia e Irán; todos estos actores regionales e internacionales deberían entender que Siria ha pagado un precio demasiado alto. Más de 100.000 muertos y 2 millones de refugiados fuera de sus fronteras, con la destrucción de ciudades enteras.
Si al inicio de la revuelta siria el objetivo era la democracia y los derechos humanos, esos derechos hoy son un espejismo y Damasco se destruye lentamente con la presencia de grupos terroristas que han cometido crímenes de guerra contra la población, buscando hundir el país en una espiral de violencia. La entrega y destrucción de las armas químicas es una iniciativa que busca rebajar la tensión y deja claro que en esta guerra no hay vencedores ni vencidos, una tregua total y una conferencia internacional entre ambos bandos sería el paso perfecto para acabar con este conflicto. Dejemos que la diplomacia trabaje y acabemos con la idea de los que defienden una intervención militar. Siria necesita un acuerdo de paz que la saque a flote, sin guerra ni armas químicas.— Ali Salem Iselmu.
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