Gloria Estefan aún da más
La cantante recupera las canciones de su infancia en un disco Mientras, madura un musical sobre su vida para Broadway
"¿Es usted la nieta del señor Leonardo García, de Pola de Siero?”. Quizá empezar así una conversación con alguien que ha vendido 100 millones de discos parezca extraño. Pero Gloria María Milagrosa Fajardo García, más conocida como Estefan, contesta con un sí largo, de orgullo por sus orígenes asturianos. Poco importa eso a sus críticos por la militancia política en el exilio cubano de Miami, o por su poder en la música y en los negocios. Pero sí a muchos otros que la han encumbrado como estrella, los que recibirán con gozo su álbum 27º, The standards,que se podrá adquirir junto a EL PAÍS en formato disco-libro del 22 de septiembre al 20 de octubre. Con él, la artista, que se puede permitir ya casi todo, recupera las canciones que escuchó de niña.
Un viejo sueño que se desvela en un momento personal también especial. Septiembre, un mes familiar. Gloria nació en La Habana un día 2 de 1957, se casó un 5 de 1978 y tuvo su primer hijo justamente dos años después. Hoy ya es abuela. “La edad la llevo con orgullo porque por poco me muero con 33 (en un accidente de carretera, en 1990). Uno está cada día o más viejo o muerto. De verdad que no tengo problema. Es un número grande, pero no me siento de ninguna edad”.
Este álbum cierra un círculo. “Desde pequeña traía esta música en mi corazón. Por eso he escrito tantas baladas. Las escuchaba con mi madre, la auténtica diva de la familia. Primero en Cuba: Celia Cruz, Los Panchos, Javier Solís, Olga Guillot, La Lupe... Cuando llegamos a EE UU, yo tenía dos años. Se sumaron Sinatra, Nat King Cole, Mancini... Veía los shows de Dean Martin y Andy Williams. A cualquier niño no le hubiera interesado eso, pero yo canto desde que hablo y me dejaban anonadada. Cuando canté Conga en 1985 en Tonight show con Miami Sound Machine, la segunda canción de esa noche fue Good morning heartache. Me habían pedido otro tema y querían que no fuera algo nuevo porque no éramos muy conocidos”.
Muchos años después, durante una cena, Shelly Berg, decano de la Escuela de Música de la Universidad de Miami, la invitó a que cantara con él esa misma canción popularizada por Billie Holiday y que Estefan incluye en su nuevo trabajo. “Ese día se me abrió como un libro en la mente. Miré más de mil temas y fui con una lista de 50 a su oficina. Estuvimos seis horas cantando y buscando con cuáles había más conexión de voz. Cada uno tiene algo que ver muy personalmente en mi vida”.
La “fábrica Estefan” no para de producir. Está en marcha el proyecto de musical en Broadway sobre su vida junto a Emilio Estefan. “Va muy bien y estamos muy felices de que los coproductores sean los Nederlander, dueños de gran parte de los teatros en Broadway. Queremos que se estrene en dos años, poco tiempo para un proyecto así”. Han escogido para escribirla a Alex Dinelaris, que acaba de mostrar en Londres The bodyguard, basada en la película de Whitney Houston.
Pasa ahora más tiempo en Vero Beach, al norte de Miami, donde los Estefan regentan un hotel, que en su casa de Star Island, en la bahía. Es inevitable recordar la isla grande, su patria, sus raíces... Siempre en la espera. “Sí, esperando, que es el título de una canción. Muchas veces me estoy dando una ducha caliente y pienso en cómo están en Cuba. No tienen agua ni para asearse, ni las cosas más básicas que disfrutamos en este mundo por muy difícil que esté la economía. Me da tristeza porque digo: ‘¡Dios mío, están congelados en el tiempo! ¡Cuándo va a pasar todo!’. Si Dios quiere, algún día estaré con ellos celebrando el futuro que escojan, pero por lo menos que tengan la libertad de escogerlo, de salir de esa prisión. Yo creo que es porque es una isla, en ningún sitio pasa”.
“Si Dios quiere, algún día estaré junto a los cubanos, celebrando el futuro que escojan"
Los Estefan no irán nunca a Cuba mientras no cambie a una verdadera democracia. Lo han dicho muchas veces. Para el castrismo están siempre entre los cabecillas de la “mafia de Miami”, y en los últimos tiempos también han sido atacados por el exilio radical ante su apoyo a las políticas más flexibles en viajes y contactos de su amigo Obama. “Mientras más vean ellos, y más personas de afuera, todo lo que pasa... Pero resulta muy difícil. Ha sido una pena, realmente. Destruyeron la economía de un país por querer controlarlo todo, no dejaron a las personas que realmente sabían lo que estaban haciendo, y las locuras al final han llevado a la gente a robar cuando es lo que más criticaban. Cuba se ha convertido en una jungla, en una lucha por la supervivencia. Tú no puedes tener moral y valores cuando tienes que dar de comer a tus hijos”.
Lo dice la hija de José Fajardo, policía que ejerció de guardaespaldas al servicio de Fulgencio Batista. Tras exiliarse en EE UU, su padre volvió a Cuba en la fracasada invasión anticastrista de Bahía de Cochinos y fue hecho prisionero. Una vez liberado, se integró en el Ejército estadounidense y combatió en Vietnam. Regresó muy enfermo y murió en 1980. Gloria confesó sin reparos en 2009, en Telemundo, que la CIA quiso reclutarla por su dominio de los idiomas cuando trabajaba aún como traductora en el aeropuerto de Miami. Pero su madre se lo quitó de la cabeza después de lo que había pasado su padre. Se dedicó a la música, no a espiar. Y comentó, riendo, que no le ha ido mal. Alabada o criticada, ha cumplido su sueño de niña.
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