‘Katia E’, de supermodelo a superheroína
Katia Elizarova vivió las prácticas poco éticas a las que someten las agencias a chicas extranjeras Hoy, la 'top' rusa se alza como justiciera denunciándolo ante el parlamento británico La secunda la directora del ‘Vogue’ inglés, la primera en firmar un código de conducta que protege las condiciones laborales de las maniquíes
Cada poco se repite la misma historia. Adolescentes espigadas que dejan Rusia, Ucrania o Bielorrusia con la dirección de una agencia de modelos en el bolsillo y apenas unas palabras para defenderse en inglés. Aterrizan en Londres, París o Nueva York con la esperanza de ser modelos, de enriquecerse y rozar la fama. Pocas lo consiguen. Unas cuantas temporadas más tarde, la mayoría se retiran. Algunas se topan con el lado más desaprensivo de la moda.
En este cuarto trasero de las pasarelas hay menores que firman contratos que no entienden, que ceden a las presiones para cambiar su aspecto, que no saben cómo reclamar el dinero que se les debe o qué hacer cuando descubren que sus fotos han sido publicadas sin avisar. La modelo rusa Katia Elizarova se ha propuesto denunciar las prácticas poco éticas de la industria y ejercer de hermana mayor justiciera. Según ella, para sacar condiciones ventajosas, muchas agencias se aprovechan de que las jóvenes son extranjeras y están desprotegidas. O se da el caso de que se ocupan de tantas chicas que terminan olvidándose de ellas.
La maniquí, nacida en Saratov, ha llevado su cruzada a la Unión de Estudiantes de la Universidad de Oxford, y el mes que viene tomará parte en un seminario sobre la industria de la moda en el Parlamento británico. “Muchas chicas creen que las agencias las emplean, y no al contrario. Aquí las tratan mejor que en sus países de origen, pero es injusto aprovecharse”, ha declarado.
Elizarova lleva trabajando 13 de sus 27 años. Estaba en Rusia formándose como bailarina cuando fue descubierta por Guia Jikidze, la ojeadora responsable de las trayectorias de Irina Shayk y Natalia Vodianova. Su periplo empezó a los 14 años en París.
En cuanto llegó fue enviada a un piso compartido a las afueras de la ciudad, infestado de cucarachas y con las tuberías atascadas. Extrañaba a su familia y en seguida se esfumó cualquier fantasía de glamour que conservara sobre el mundo de la moda. Un par de años después se trasladó a Londres: “La ciudad me enamoró, pero fui explotada por las agencias”, asegura en la prensa británica.
Conocida profesionalmente como Katia E, trabajó para Vogue Italia, Calvin Klein, Swarovski y Victoria’s Secret. Invirtió lo que ganó posando en sacarse la carrera de Derecho en la Universidad londinense de St. Mary’s. Apoyada por su formación legal, prepara una denuncia a su antigua agencia por cobros abusivos en los porcentajes de sus trabajos. Ahora está representada por la prestigiosa agencia IMG, a la que pertenecen Gisele Bündchen y muchas de las bellezas más ricas del mundo.
Muchas chicas creen que las agencias las emplean, y no al contrario. Aquí las tratan mejor que en sus países de origen, pero es injusto aprovecharse”
La abanderada de las maniquíes inspiró su campaña en el Model Sanctuary de la británica Erin O’Connor. Esta iniciativa sin ánimo de lucro se ocupaba de la salud y del bienestar de las modelos durante la Semana de la Moda de Londres. Durante esos días, un equipo compuesto por nutricionistas, fisioterapeutas, osteópatas, psicólogos y monitores de fitness se ocupaban de atender a todas las modelos que se acercaran entre desfile y desfile. La organización se quedó sin fondos, a pesar de los llamamientos de O'Connor, cerró en 2012 y no ha vuelto a abrir sus puertas.
Las modelos se han quedado sin este refugio, pero Londres sigue siendo la avanzadilla de la protección de los derechos de las modelos más jóvenes en un mundo tan voraz como es el de la moda. Alexandra Shulman, de la edición británica de Vogue, ha sido la primera directora de revista en firmar un código de conducta que protege las condiciones laborales de esta profesión. En él se establece un máximo de 10 horas de trabajo al día, con descansos y hora de la comida. Incluye normas básicas que se dan por sentadas en otras profesiones, como un seguro para accidentes laborales. Y subraya una política de consentimiento mutuo y previo para desnudez total o parcial.
La top Kate Moss habló recientemente en Vanity Fair sobre las presiones que sufrió en sus comienzos. “Ahora veo raro pedir a una chica de 16 años que se quite la ropa”, reveló a la revista. “Pero entonces amenazaban con no volverme a llamar. Así que me encerraba en el baño para llorar y después me desnudaba. Nunca me sentí del todo cómoda”.
Elizarova continúa posando y ha logrado algunos contratos de altura. Compagina su papel de embajadora de la marca Max Studio (en la que ha sucedido a Lily Cole) y colaboraciones con Rimmel London con su debut en el escenario en una obra de Chéjov que se representa en la capital británica.
Sin experiencia previa como actriz, recibió clases de interpretación de Benedict Cumberbatch, el Sherlock Holmes televisivo que interpreta a Julian Assange en El quinto poder, la nueva película sobre Wikileaks. Modelo y actor se conocieron el año pasado en la fiesta veraniega de la Serpentine Gallery londinense y fueron vistos juntos en Ibiza este verano. Por más que Katia utilice el tópico de los “buenos amigos” para describir su relación, muchos medios británicos la dan por confirmada.
Katia E no tiene intenciones de quedarse como un nombre acompañado de una inicial. Actualmente prepara la cuenta atrás para su aparición en el reality show de Fox Meet the Russians, que documenta las vidas y derroches de los millonarios rusos en Londres. La cadena asegura que el programa hará que los pijos ingleses del tradicional barrio de Chelsea, en comparación, parezcan “indigentes”.
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