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El acento
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Una decisión arriesgada

La ausencia de Chacón puede ser interpretada como una huida para no mancharse las manos con decisiones incómodas.

SOLEDAD CALÉS

Carme Chacón, 42 años, exministra de Vivienda y de Defensa con José Luis Rodríguez Zapatero, y hasta ahora diputada en el Congreso, ha decidido dejar el escaño para ejercer el próximo año académico como profesora en el Miami Dade College. Se trata de una decisión personal que, ni hace falta señalarlo, es absolutamente respetable.

Pero ha sido la propia Chacón quien ha puesto sobre la mesa diversas cuestiones políticas en su despedida, lo que da vía libre para hacer algunas consideraciones del mismo tipo. Seguirá en política, ha dicho, al tiempo que ha dejado algo más que abierta su posible candidatura a las elecciones para liderar el PSOE, que se celebrarán allá en 2014, cargo al que ya aspiró el año pasado, contienda que perdió frente a Alfredo Pérez Rubalcaba.

Ha dicho, también, que no quiere “aferrarse al escaño”. Frase que algunos considerarán más que discutible. Porque, preguntarán sus críticos, ¿dónde quedan los votos de sus electores? ¿El escaño para el que te han votado miles de electores se coge y se deja a la voluntad del elegido? ¿Para eso se piden listas abiertas, para desatender el compromiso con los votantes?

La decisión que ha tomado Chacón es, para su futuro como posible candidata, cuando menos, arriesgada. Volverá cuando el PSOE esté a punto de elegir el candidato a las elecciones previstas para 2015. Poco desgaste habrá tenido hasta entonces, lejos de las batallas que se vislumbran para septiembre, la crisis económica en primer lugar, el caso Bárcenas —o caso Rajoy— y, aún más significativo en su caso, dado su relevante papel en el PSC, fuera el choque con el nacionalismo catalán que ahora parece inevitable.

Veremos si los posibles votantes de Chacón para las primarias considerarán esta voluntaria cuarentena un signo de inteligencia, o si pensarán más bien que se trata de una huida para evitar mancharse las manos con decisiones incómodas. Respirar nuevos aires está muy bien. Pero dar la cara en ciertas ocasiones, dirán los que aquí se quedan, tiene el riesgo de que te la rompan. Lo que a veces no está mal cuando se trata de ganarse el liderazgo de un partido.

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