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La estudiosa bisnieta de Churchill elige seguir los pasos de Kate Moss

Isabella Soames es la mejor alumna de su curso y fue fichada por la agencia Storm

Isabella Soames posa orgullosa con sus excelentes notas en mano.
Isabella Soames posa orgullosa con sus excelentes notas en mano.Gareth Fuller (PA Wire/Press Association Images / Cordon Press)

Agosto es el mes en los que los adolescentes británicos años reciben las notas de las pruebas del Certificado General de Educación Secundaria, conocido por sus siglas GCSE. Unas titulaciones de los que se deben examinar los estudiantes de entre 14 y 16 años y cuyos resultados generan contenido mediático, siempre deseable durante la sequía informativa veraniega. Entre los 650.000 jóvenes que este mes han conocido sus calificaciones está la bisnieta de Winston Churchill, que ha logrado uno de los mejores resultados académicos de su curso. Isabella Soames, ha puntuado la máxima nota (A*) en las 11 asignaturas de las que se examinaba en su colegio, el Brighton College, del condado de East Sussex.

Pero la exitosa estudiante tiene mucho más que celebrar: a sus 16 años acaba de ser fichada por la agencia de modelos Storm, la misma a la que pertenece Kate Moss y Carla Bruni. Fue descubierta por un ojeador que la vio mientras esperaba el autobús en una calle de Londres. El acercamiento le pareció extraño, pero su madre la animó a que llamara a la agencia. Aunque todavía no ha sido contratada para ningún trabajo, la página web de Storm muestra sus elegantes retratos dentro de la sección de caras nuevas. Por ahora, esta adolescente aficionada a la equitación pretende compaginar sus estudios con la moda, aunque aún no está segura de si quiere dedicarse a ser maniquí profesional. Con 1.77 de altura, porte no le falta. Isabella es descendiente de Churchill por la rama paterna. Su padre es el parlamentario conservador Nicholas Soames, conocido por su incorrección política, sus trajes impecables y su amistad con el príncipe Carlos.

Los múltiples bisnietos de Churchill forman un grupo heterogéneo, compuesto por abogados, escritores, banqueros, periodistas y hasta un convicto por tráfico de drogas, que fue encarcelado en Australia. De entre todos ellos, Alexander Perkin es otro de los miembros de esta familia que ha generado titulares este verano. El exmilitar de 27 años encabeza un grupo de antiguos soldados que pedirán al gobierno británico que concedan la residencia en el país a los traductores afganos que trabajaron para las tropas británicas. Estando destinado durante dos ocasiones en Afganistán, pudo observar que los intérpretes de los militares británicos arriesgaban sus vidas y las de sus familias y se exponían a represalias de los talibanes. Ahora busca que unos 500 traductores puedan volver a Reino Unido. Para reforzar su petición, Perkins recuerda los méritos militares de su bisabuelo y argumenta que él también apoyaría la causa.

La figura de Churchill, una de las más admiradas por los británicos, continúa provocando debate. La importancia de su oratoria, que se considera providencial para que el país se uniera en la lucha contra Alemania, ha sido discutida por el profesor universitario Richard Toye. En su libro The Roar of the Lion (El rugido del león) el académico desmonta el mito de los discursos radiofónicos del primer ministro durante la Segunda Guerra Mundial y pretende demostrar que entonces las proclamas no fueron cruciales para encender el patriotismo de los británicos. Según Toye, la mayor parte de la población sintonizaba la radio para escuchar las noticias sobre el conflicto y las arengas resultaban indiferentes. Incluso su discurso de 1940 sobre el avance de Hitler en Francia que hizo pasar a la historia la frase “sangre, sudor y lágrimas” (que en su forma literal fue “sangre, esfuerzo, lágrimas y sudor”) generó críticas. Muchos creyeron que su líder estaba borracho, quizás porque hablaba mientras fumaba un puro y según la opinión de algunos políticos, como es el caso del laborista Harold Nicolson, el célebre discurso sonó “espantoso”.

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