_
_
_
_
África No es un paísÁfrica No es un país
Coordinado por Lola Huete Machado

Perdonemos al presidente Jonathan, por favor

Por Chido Onumah

Los nigerianos tienen todo el derecho a sentirse indignados por el indulto que se ha concedido a Diepreye Solomon Peter Alamieyeseigha, exgobernador del estado de Bayelsa. Alamieyeseigha fue gobernador desde mayo de 1999 hasta diciembre de 2005. Tres meses después, fue detenido en Londres acusado de blanqueo de capital y malversación de fondos públicos. Nuestro actual presidente trabajó como vicegobernador a las órdenes de Alamieyeseigha.

De acuerdo con las palabras de Alamieyeseigha, éste pidió que una persona con antecedentes penales fuera apartada de cualquier cargo electivo. “Nigeria es el único país del mundo donde se permite a los ladrones de bancos utilizar el botín incautado para abrir sus propios bancos o para presentarse como candidatos políticos”. El título del discurso de Alamieyeseigha “Reducción de la corrupción gracias a las políticas del gobierno: la experiencia de Bayelsa”, destacaba “los diversos mecanismos que el gobierno de ese Estado había puesto en marcha para frenar la corrupción ya que ésta perjudicaba el crecimiento y el desarrollo nacional. Por ello, todos y cada uno de los nigerianos deberíamos despreciarla”.

Alamieyeseigha fue detenido un mes después en Londres. La Policía Metropolitana informó que en un principio había encontrado en su casa de Londres cerca de un millón de libras en efectivo y poco después, un total de 1.8 millones de libras en cuentas bancarias. Después de pagar la fianza, Alamieyeseigha logró escapar de la justicia del Reino Unido en diciembre de 2005 y llegó a Nigeria según se dice disfrazado de mujer. Tenía la esperanza de continuar con su trabajo como gobernador. A pesar de que su esperanza no se materializó, fue una decisión tomada a conciencia. Su permanencia en Reino Unido hubiera sido una calamidad para él. Ahora ya sabemos por qué.

El 26 de julio de 2007, el gobernador que huyó de la justicia fue declarado culpable de seis cargos por realizar una declaración falsa de sus activos y de otros veintitrés cargos por blanqueo de capital. Fue condenado a dos años de prisión. Al día siguiente, el 27 de julio, apenas unas horas después de haber ingresado en la cárcel, fue puesto en libertad. Nuestro complicado sistema judicial contempla que el tiempo que una persona está en prisión sirve como compensación de la condena.

Reuben Abati, por entonces miembro del Comité Editorial del periódico The Guardian y en la actualidad portavoz presidencial, afirmó en un editorial publicado en 2005 sobre Alamieyeseigha que se titulaba Alami debería irse. Se acabó”: “Huyendo clandestinamente del Reino Unido, escapándose de la justicia británica que le había acusado de blanqueo de capital e incumpliendo la ley mediante maniobras evasivas, Alamieyeseigha, un hombre conocido y respetado hasta ese momento, a quien todos trataban de Su Excelencia, se ha mostrado a sí mismo como un ciudadano inmoral, incapacitado para gobernar, incapacitado para sentarse al lado de hombres y mujeres con honor e integridad, incapacitado para predicar valores e ideales al pueblo que gobierna…”

“Que Dios perdone a todos aquellos que no sabían lo que hacían cuando pensaban que Alami era una víctima y pronunciaban esa frase tan estúpida ‘Si un hombre de la tribu Ijaw roba dinero que pertenece al pueblo Ijaw, por qué se tiene que preocupar Tony Blair‘. El pueblo Ijaw tiene que sentir vergüenza de esta situación. Están pasando un momento muy delicado. Se sienten emocionalmente chantajeados por tener que defender no solo a un luchador fiel a sus principios, a un espíritu de la tierra Ijaw, sino a un líder Ijaw que se ha puesto en evidencia en un país extranjero. Habría que plantearse ciertas preguntas. ¿Qué significa todo esto para los Ijaws? ¿En qué situación se encuentra ahora mismo el antiguo y a la vez moderno esplendor de los Ijaw? Son preguntas que tienen una difícil respuesta. Alami debería evitar a toda costa que su pueblo se sienta avergonzado y procurar mantenerse lo más alejado posible de la política. Lo deseable sería que volviese al Reino Unido y actuase como un hombre de honor”.

Ya han pasado ocho años y nada ha cambiado excepto que un hombre de la tribu Ijaw se ha podido reincorporar a la política. “Su Excelencia, el (antiguo) gobernador fugitivo del estado de Bayelsa”, tal y como le describió Abati en su editorial, sigue siendo un “ciudadano inmoral, incapacitado para gobernar, incapacitado para sentarse al lado de hombres y mujeres con honor e integridad, incapacitado para predicar valores e ideales al pueblo que gobierna”. ¿Qué hay de diferente hoy día en esta situación con respecto a lo que sucedió hace ocho años? Pues que ahora, gracias al indulto que le ha sido concedido, Alamieyeseigha es un político “capacitado para gobernar, capacitado para sentarse al lado de hombres y mujeres con honor e integridad, capacitado para predicar valores e ideales al pueblo que gobierna”.

Resulta más que sorprendente que el trabajo de Abati consista ahora en hacernos creer que “Alami” es una víctima y quiera condenar a todos los que le acusan de ser un ex convicto y un peligro para la sociedad. Ojala que Dios perdone a todos los nigerianos sin trabajo que demuestran una “falsa ignorancia” y que no saben lo que hacen cuando intentan destruir a un hombre de la tribu Ijaw que ha indultado a otro hombre Ijaw por haber robado el dinero que pertenece al pueblo Ijaw.

Es necesario entender el carácter de Nigeria para poder entender el indulto de Alamieyeseigha. No hay ningún motivo para que le hayan indultado. Salvo que alguien de muy arriba lo haya pedido. Y cuando digo alguien de muy arriba no estoy pensando en nuestra Primera dama o en otro tipo de funcionarios públicos que se escapan a menudo al extranjero. Me refiero a los omnipresentes morabitos y a los médicos nativos que participan activamente en el gobierno de Nigeria. Me refiero a aquellos que incitan al presidente Jonathan. Aquellos que le han convencido de que era necesario que indultara al gobernador del pueblo Ijaw si quería asegurarse un segundo mandato. Solo de ese modo quedaba garantizado el apoyo de los Ijaws. Es evidente que en Nigeria el liderazgo es algo más que una actuación política. Sin embargo, ahora lo más importante es que el presidente Jonathan, el primer presidente oriundo de la región petrolera del Delta del Níger, complete de la mejor manera posible sus dos mandatos de cuatro años tal como estipula la Constitución.

Un amigo ha comparado el dilema –si se le puede llamar así- del presidente Jonhathan con el de un director ejecutivo de una empresa insolvente que quiere continuar siendo director ejecutivo a pesar de que la empresa está en números rojos. Hará todo lo posible para mantener su trabajo. Incluso maquillar las cuentas y complacer a quien tenga que hacerlo, sin importarle si está actuando como un canalla. No cabe ninguna duda de que el presidente Jonathan es otra víctima más de la tragedia nigeriana. Alamieyeseigha fue puesto en libertad hace ya bastantes años cuando teníamos como presidente a un tal Umaru Yar’Adua. El indulto concedido el pasado 12 de marzo ha sido simplemente la guinda del pastel.

Me resulta raro pensar que quienes han concedido el indulto de Alamieyeseigha hayan imaginado o creído que la etiqueta de “ex convicto” le vaya a abandonar alguna vez. En verdad, ¿a quién le importa eso? ¿No vamos a ser acaso testigos del triunfo de un senador en las elecciones mientras se celebra el juicio? Algunos días después de que el indulto le fuera concedido, ciertos sondeos anunciaban que Alamieyeseigha se presentará en las elecciones de 2015 como senador. La realidad es que no necesita hacer nada para ser elegido próximo senador de su región. Hay otro ejemplo de deslealtad parecido a este en el estado de Akwa Ibom. A petición del presidente, Seriake Dickson tendría que quitar el nombre del ganador y si fuera necesario, sustituirlo por el de Alamieyeseigha, en recompensa por los grandes servicios prestados al pueblo Ijaw.

Alamieyeseigha gozará de muy buena compañía cuando se convierta en senador en 2015. Esa es para mí la auténtica gravedad del asunto de su indulto y el motivo por el que debemos continuar con nuestra misión de reestructurar Nigeria. Al igual que Tafa Balogun, un antiguo granuja que fue Inspector General de la Policía, Alamieyeseigha no dudará en hacer todo lo posible por conseguir que se le devuelva la propiedad que el estado le había “confiscado”.

Alamieyeseigha cree que tiene todo el derecho a ser senador y desempeñar los cargos que él quiera. Después de todo, muchos de los que se sientan en la cámara “sagrada” pueden presumir de tener un curriculum tan bueno. Nuestro sistema es un sistema que sobrevive gracias al enchufismo. Alamieyeseigha puede convertirse en presidente del Senado si él lo desea. Incluso tal vez regrese algún día al estado de Bayelsa a completar su segundo mandato como gobernador.

La estructura de nuestro país hace que esta atmósfera moralmente malsana sea posible. Por eso, el presidente Jonathan se merece que perdonemos su última metedura de pata.

Traducción de Virginia Solans

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_