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África No es un paísÁfrica No es un país
Coordinado por Lola Huete Machado

De mal en peor

La ONG Christian Aid denuncia que miles de pequeños campesinos de Sierra Leona son cada día más pobres, comen menos y muchos han sacado a sus hijos del colegio al no poder pagar las matriculas. Todo ello es consecuencia de la cesión de grandes cantidades de tierra a multinacionales extranjeras.

El informe Who is benefitting? (¿Quién se beneficia?) examina el impacto del arrendamiento de enormes extensiones de tierra a tres compañías internacionales. En él se pone de manifiesto que estos acuerdos del gobierno con las multinacionales son causa de graves problemas sociales en las comunidades que se encuentran cerca a estos proyectos, entre ellos altas tasas de embarazo juvenil, ruptura de matrimonios y tensiones comunitarias.

La conclusión es que los campesinos están en peor situación que estaban antes de la llegada de las multinacionales.

Campesinas sierraleonesas. Foto: Getty vía Huffingtonpost.

Desde hace tiempo, en este mismo blog, denunciamos diversos acuerdos similares en varios países. En el caso de Sierra Leona hablamos del contrato que en 2011 firmó el gobierno y la multinacional Socfin Agricultural Company Sierra Leona Ltd. Nos enteramos de aquel contrato gracias a los informes del Oaklan Institute. (También hemos informado de alguna victoria de los campesinos sobre multinacionales que ha tenido lugar en Uganda).

Según The Guardian, Joan Baxter, investigadora del Oaklan Institute y autora del informe comentó que “las compañías hacen grandiosas promesas de trabajo y desarrollo pero no pueden emplear a todas las personas que vivían de la agricultura de subsistencia, con anterioridad a su llegada”. Por tanto, se puede concluir que la gente está mucho peor ahora que antes.

El estudio se centra en las operaciones de Socfin Agriculture Company, que tiene una concesión de 6.500 hectáreas, Addax Bioenergy, una compañía suiza parte del grupo Addax & Oryx Group, con 44.000 hectáreas y Sierra Leone Agriculture, una división de Geoff Palm, con 41,582.

En los últimos años, el gobierno de Sierra Leona está llevando adelante una campaña para atraer grandes inversiones en el campo de la agricultura, con la idea de aumentar las exportaciones y crear oportunidades de trabajo. Este plan cuenta con el apoyo del Banco Mundial y, sobre todo, por su sección encargada del sector privado, International Finance Cooporation (IFC).


Campesinos sierraleoneses. Foto wwoofsl.

Frente a ellos han surgido grupos de ciudadanos y ONG locales e internacionales, como Christian Aid, que luchan contra estos planes y denuncian los abusos que se están cometiendo con estos proyectos. Estas organizaciones denuncian que desde 2009, se estima que más de una quinta parte de toda la tierra cultivable del país (1.1 millones de hectáreas) ha sido cedida a empresas extranjeras. Las mayores extensiones están siendo destinadas a la plantación de palmas de aceite y caña de azúcar (para la producción de etanol).

Estos grupos también ponen de manifiesto que es las comunidades cercanas a estos proyectos la tensión social está creciendo peligrosamente, hasta el punto de que existe el temor de que se reproduzca el conflicto civil que asoló el país entre 1991 y 2002.

Las empresas, a la hora de establecerse en el país hacen promesas de empleo y desarrollo para la región, pero la realidad es que solo los terratenientes, jefes y políticos locales y los pocos jóvenes que consiguen trabajo se benefician de estos proyectos. Mientras, la mayoría de la población se ve privada de las tierras que han permitido sobrevivir a sus familias durante generaciones y condenada a la pobreza y a la migración.

El informe denuncia las grandes exenciones fiscales ofrecidas a las compañías extranjeras para que se establezcan en el país. En contrapartida, también pone de relieve los cambios sufridos por la población que antes del establecimiento de estas compañías solía comer dos o tres comidas diarias, tras las cosechas. Las cuales se reducían a dos o una durante la llamada Estación del hambre (de junio a septiembre). Tras la legada de las inversiones la gente come normalmente una comida, en algunos casos dos, durante el tiempo de la cosecha, que antes era considerado el tiempo de abundancia.

Estas personas también se quejan de que han perdido el acceso a los árboles frutales que crecían libremente en sus tierras y que completaban su dieta antes de que fueran derivados para dar paso a las grandes plantaciones.

En los tres casos estudiados en el informe, la población local dice que no hubieran consentido la implantación de esas empresas si no hubieran venido acompañadas de promesas de empleo y mejoras en el acceso al agua, la electricidad, la educación y la salud además de la construcción de infraestructuras como carreteras. Nada de lo cual se ha materializado.

Una vez más, los campesinos han sido engañados por las multinacionales con el apoyo y consentimiento de su propio gobierno y han visto como sus vidas empeoran mientras unos pocos se enriquecen a costa de ellos.

Comentarios

Siempre hay alguien que tiene la cara dura de aprovecharse de la gente que sabe que de verda lo estan pasando mal.
Siempre hay alguien que tiene la cara dura de aprovecharse de la gente que sabe que de verda lo estan pasando mal.

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