12 lugares imprescindibles para ver en Groenlandia
1. Un paseo en kayak por Narsaq o por el Eriksfjord
Establezcas donde establezcas tu campo base, merece la pena dar un día un largo paseo en kayak (palabra esquimal que hizo fortuna y sirve para referirse a un tipo muy concreto de piragua en casi todas las lenguas del mundo). No hay que tener experiencia previa. Mi consejo es hacerlo en algún fiordo que tenga icebergs, como el de Narsaq o el vecino Eriksfjord, al sur de la isla, para que el paseo sea más espectacular.
2. Observación de ballenas en Qeqetarsuaq
Un bonito pueblo pesquero situado en el otro extremo de la bahía de Disko, en la isla del mismo nombre. Muy recomendable dar un paseo en lancha o barco de pescadores para ver de cerca los muchos iceberg que hay en el entorno y con un poco de suerte divisar también docenas de ballenas de Minke, jorobadas o de cabeza de arco, que pasan en el verano aquí alimentándose.
Sin duda el top one de Groenlandia. La pequeña población pesquera de Ilullisat está enclava en la desembocadura del Icefjord, un glaciar por el que salen al año a la bahía de Disko más de 20 mil millones de toneladas de hielo en forma de icebergs. El paisaje es apocalíptico, según la época del año; con una bahía llena de gigantescas islas de hielo que cambian de ubicación y forma casi cada hora. Hasta bien entrado el verano la bahía es inaccesible en barco. Se pueden contratar excursiones en bote para ir a ver el frente del glaciar, navegando entre enormes icebergs. O dar largas caminatas por la morrena del glaciar.
Uno de los grandes espectáculos del Ártico. Su pueden ver en cualquier lugar de Groenlandia, incluido el extremo sur, a partir de primeros de agosto.
El mejor museo etnográfico de la isla es el Museo Nacional, situado en el antiguo barrio pesquero de Nuuk, la capital. Tiene una excelente colección de arte groenlandés, piezas arqueológicas, vestuario tradicional inuit, antiguos kayak y barcas esquimales, reproducciones de casas tradicionales, objetos cotidianos de la vida local de antes y después de ser una colonia danesa. La joya del museo son cuatro de las ocho momias de Quilakitsoq, cadáveres de varias mujeres y dos niños momificados de forma natural encontrados en un enteramiento de 1475 cerca de Uumnannaq, y que han aportado reveladores datos sobre cómo se vivía y cómo se vestía en el Ártico en aquella lejana época.
En este pequeño asentamiento inuits en el Eriksfjord, en el extremo sur, se pueden ver la reproducción de la primera iglesia cristiana de Groenlandia, la réplica de una casa vikinga del siglo XI y una estatua de Leif Erikson, hijo de Erik el Rojo, el vikingo que arrastró a muchos islandeses a colonizar Groenlandia en el año 982. En Qassiarsuk tiene un albergue y una empresa de actividades de aire libre el explorador polar español Ramón Larramendi, una excelente base para plantear desde aquí rutas por todo el sur groenlandés.
Es uno de los fiordos más bellos del sur de Groenlandia. Está rodeado de torres de roca negra y grandes paredes verticales muy frecuentadas por montañeros por sus vías de escalada, envueltas por un escenario casi irreal. La población más cercana es Nanortalik.
En Groenlandia no hay carreteras. El paisaje hay que ganárselo a pie. Por eso es imprescindible venir con una buenas botas de senderismo y espíritu suficiente para descubrir andando unos paisajes desolados, grandiosos y sobrecogedores. Da igual por donde plantees la ruta. En las oficinas de turismo de todos los pueblos dan información de senderos en los alrededores. Toma cualquiera, echa agua y algo de comida en tu mochila (y repelente de mosquitos) y lánzate a la aventura de caminar por el interior de la isla verde (y blanca).
Ruinas de una antigua granja vikinga en la costa sur, no muy lejos de Qaqortoq, que perteneció a una familia poderosa porque tenía incluso una gran iglesia propia. Las ruinas en si no son gran cosa, aunque permiten apreciar el estilo de vida de aquellos islandeses que colonizaron la isla “verde”. Pero el entorno es muy agradable, la bahía muy bella y tiene senderos para dar un buen paseo con vistas al yacimiento arqueológico y el fiordo.
Es una de las localidades con más posibilidades turísticas de la salvaje y desconocida costa este de Groenlandia. La menos habitada porque está cubierta de hielos 6 meses al año. Hay varios alojamientos en el pueblo y agencias que organizan senderismo, kayak y otros deportes de aventura. El problema es llegar. Desde los fiordos del sur, por ejemplo, es más barato tomar un avión en Narsarsuaq hasta Reykiavik, capital de Islandia, y luego otro desde allí de vuelta a Tasiilaq, que hacerlo con algún vuelo interno vía Nuuk, capital de Groenlandia.
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