Recordando a Joan Peiró

El pasado domingo, bajo este calor abrasador que nos acompaña en las últimas fechas, leía en el suplemento Domingo de EL PAÍS un artículo sobre la situación en Hungría. En ese artículo aparecía de soslayo una reflexión en la que se dejaba caer que había sido necesario que la ultraderecha y la derecha húngara centraran últimamente sus ataques en la comunidad judía para sacar a la luz las persecuciones que por parte de los mismos actores viene sufriendo el pueblo gitano en los últimos años.

Al pasar página me encontré con su columna en la que reflexionaba sobre la utilización del adjetivo socialista como diana y en la que finalizaba hablando de la entrega de Julián Zugazagoitia a las autoridades franquistas para su posterior fusilamiento. No pude entonces dejar de pensar en otra entrega por parte de las autoridades vichystas al régimen de Franco que lamentablemente ha pasado mucho más desapercibida en la historia oficial y también en EL PAÍS. Me refiero a Joan Peiró. Da igual que Peiró fuera el creador del movimiento cooperativo de Mataró, y que llegara a ser ministro de Industria de la II República durante la Guerra Civil. Peiró podría haber salvado la vida si hubiera aceptado el cargo que las autoridades franquistas le ofrecieron en el sindicalismo vertical, pero prefirió morir antes que traicionar a sus ideales.

Opino que la de Peiró es una historia mucho más desconocida porque pertenecía al bando de los perdedores entre los perdedores, el de los anarquistas. Pero ayer leyendo los dos artículos pensé que quizá la merecida luz sobre Zugazagoitia también podría iluminar, aunque fuera de soslayo, a Joan Peiró.— Miguel Fernández Barreira.