La pobreza infantil vuelve al Congreso
Esta entrada ha sido escrita por Marta Arias (@MartAriasRobles), responsable de Sensibilización de UNICEF España.
En el Pleno del Congreso de los Diputados de ayer se volvió a hablar de pobreza infantil en España. Y, a pesar de las diferencias de enfoque, todos los grupos parlamentarios se pusieron de acuerdo para destacar la gravedad de la situación y hacer un llamamiento a la acción dirigido al Gobierno español. Sin duda alguna, este es un hecho positivo, como también lo es que distintas administraciones públicas se hayan adelantado empezando a tomar medidas concretas para atender a aquellos niños que afrontan situaciones más complicadas con la llegada del verano y el cierre de los comedores escolares.
A veces, cuando trabajas en temas de este tipo, te encuentras en momentos como este con una sensación extraña. Por un lado, la satisfacción de ver que la causa por la que llevas movilizándote los últimos años se vea por fin reflejada en la opinión pública y los espacios de toma de decisiones, paso imprescindible para empezar a ver empezar a ver cambios en la vida de los niños más vulnerables. Por otro, la frustración del tiempo perdido, la lentitud con la que la maquinaria se mueve frente a algo tan imperioso como son las necesidades cotidianas de los más de dos millones de niños que viven en nuestro país por debajo del umbral de la pobreza.
De hecho, el asunto de los plazos fue uno de los motivos de discusión en el debate de ayer, al establecer la Proposición no de Ley un margen de 6 meses al Gobierno para incluir medidas específicas contra la pobreza infantil en el Plan Nacional de Inclusión Social que está elaborando. Aunque se ha generado alguna confusión al respecto, lo cierto es que el proceso de elaboración del Plan está en marcha desde hace tiempo sin fecha concreta, por lo que la aprobación de ayer en el Pleno tiene la virtud de poner un horizonte más concreto, si bien se queda lejos sin duda de dar la respuesta urgente que necesitan los niños.
Pero, si me lo permiten, vamos a ser prácticos. El Plan, como he mencionado, se está trabajando ya y, si se hace bien, puede suponer un gran avance. Un grupo importante de organizaciones sociales nos hemos puesto manos a la obra y hemos planteado una batería de medidas concretas contra la pobreza infantil, acordes con la Recomendación de la UE de invertir en la infancia, que esperamos sean recogidas en ese Plan. Si estas medidas se acompañan de recursos (¡imprescindible!) y se orientan a lograr resultados concretos a los que se va dando un seguimiento cercano habremos dado sin duda un paso de gigante.
Mientras tanto… ¿qué? No podemos quedarnos de brazos cruzados porque los niños, sobre todo aquellos que están en situación más complicada, no pueden esperar. En primer lugar porque sus necesidades son inmediatas, pero también porque lo que les ocurre ahora puede ser algo que acarreen durante toda su vida y es urgente atajar su impacto desde ya. Las administraciones públicas deben ejercer su papel, sin dar la espalda al problema, analizando cuál es la situación real en su ámbito de responsabilidad y tomando medidas urgentes al respecto allí donde sea necesario. Si todo va bien, el Plan Nacional dará posteriormente mayor coherencia y enfoque estratégico a las medidas tomadas y las complementará con otras, pero no hay razón que justifique esperar a su aprobación para empezar a actuar. Así como tampoco la crisis puede servirnos de excusa, antes al contrario. La crisis ha agravado la situación y por eso la acción es más urgente que nunca. Además, no nos confundamos, sólo saldremos de ella apostando por las personas, empezando por los más pequeños.
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