Dueños peligrosos
Hace unos días, un perro de raza pitbull generó el pánico por las calles de Toledo. Tres menores fueron mordidos por el can. El más pequeño, de apenas dos años, sufrió graves heridas en la cara y tuvo que ser intervenido de urgencia y pasar varios días en la UCI del hospital Virgen de la Salud de esta ciudad. Los otros dos niños, afortunadamente, solo sufrieron heridas en los brazos.
Cuando escribo este artículo, no puedo pasar por alto el trágico suceso ocurrido, hace dos años, en la localidad toledana de Layos. Un bóxer agredió a un niño de 14 meses produciéndole unas heridas mortales en la cabeza. Los propietarios del perro eran los abuelos del pequeño.
La normativa sobre la tenencia y disfrute de estas razas de perros potencialmente peligrosos como son: el dogo argentino, pitbull, bóxer, rottweiler o dóberman, por citar alguno, es muy clara. Deben disponer de una licencia especial con su correspondiente chip y, siempre que salgan a la vía pública tienen que portar un bozal protector e ir sujetos con una correa consistente dada la enorme fuerza de estos perros. Solamente por la noche se permite llevarlos sin el bozal, como defensa personal.
La mayoría de los propietarios conoce la normativa y, por desgracia, muchos la incumplen. Estos trágicos sucesos se producen por imprudencia o por exceso de confianza de sus propietarios. En este país, lamentablemente, no solo escasea la cultura preventiva, sino que además, somos muy proclives a saltarnos las normas a la torera. Por ello, quiero pedir a todos mayor compromiso en el cumplimiento de la ley relacionada con la tenencia de estas razas de perros, para que situaciones como la de Toledo no se repitan.— José Luis Carbonell Martí.
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