_
_
_
_
_

¿No era Apple una maligna empresa imperialista, Peng Liyuan?

La primera dama china pone en riesgo su buena fama al aparecer con un iPhone en México El Partido Comunista lidera una campaña de desprestigio contra la firma estadounidense Muchos se muestran preocupados por la trama de espionaje PRISM

Peng Liyuan saca una foto con su iPhone. A su lado aparece el presidente chino, Xi Jinping, y el de México, Enrique Peña Nieto.
Peng Liyuan saca una foto con su iPhone. A su lado aparece el presidente chino, Xi Jinping, y el de México, Enrique Peña Nieto.CORDON PRESS

Ha bastado una sola fotografía para matar el brillo de Peng Liyuan. La primera dama de China, que con su apariencia amable y el carisma propio de una afamada cantante folclórica ha acaparado toda la atención durante los viajes oficiales del presidente Xi Jinping en el extranjero, ha demostrado también que el patriotismo chino es algo que no se puede descuidar ni un segundo. Porque la instantánea que le ha granjeado inusuales críticas habría pasado desapercibida en cualquier otro país, pero el gigante asiático tiene sus propias normas.

En teoría, nada llama la atención en la imagen: acompañada de su marido y discretamente vestida, Peng toma una fotografía con su móvil mientras visita las ruinas de Chichén Itzá, en México, donde ya la conocen como la Michelle Obama de China. No hay ningún elemento fuera de lugar. Pero los internautas chinos no tardan en fijarse en un detalle: el aparato con el que la primera dama inmortaliza el lugar es un iPhone 5.

“¿No habíamos quedado en que Apple es una maligna empresa imperialista?”, ironiza un usuario de Weibo, el equivalente en China a Twitter. Como muchos de los otros que se han fijado en el logotipo de la manzana mordida, se refería a la campaña de desprestigio que hace unos meses lanzaron contra Apple los principales medios de comunicación estatales, incluidos la cadena de televisión CCTV y El Diario del Pueblo.

Ambos, dependientes directamente del Partido Comunista, en cuyas filas milita Peng, tacharon al gigante tecnológico de Cupertino de hacer gala de una “arrogancia sin parangón”. Todo porque la garantía que Apple ofrecía a sus clientes chinos tenía menor cobertura que la del resto de mercados. El propio consejero delegado de la empresa, Tim Cook, se disculpó públicamente, la prensa china aceptó su ‘mea culpa’, y parecía que la disputa estaba ya zanjada. Pero Peng la ha vuelto a poner de actualidad. “¿Por qué no utiliza un teléfono chino como hace con la ropa que viste?”, se preguntan muchos en el ciberespacio.

No en vano, Peng provocó una cerrada ovación en la Red al desfilar con diferentes creaciones de la marca local Exception de Mixmind en su primera gira por el extranjero, un hecho que disparó el interés por los diseñadores chinos. “Peng refleja los valores y las creencias de la nación china”, sentenció la diseñadora Ma Ke. Y no faltan quienes creen que debería seguir demostrándolo y dar un empujón a los fabricantes chinos de smartphones. Sobre todo porque algunos de ellos, sobre todo Huawei y ZTE, ya compiten a nivel global y están entre las cinco marcas más vendidas del mundo. “Que la primera dama de China utilice uno de sus modelos podría abrirles camino a nuestras empresas”, apostillaba hoy otro internauta.

Los menos nacionalistas, sin embargo, muestran su preocupación por otro tema que también está en primera plana: la seguridad. “Ahora que se ha demostrado que Apple está involucrada en la red de espionaje PRISM, ¿cómo de seguro es que la mujer del presidente tenga uno de sus terminales?”, preguntaba ayer en Weibo un joven apellidado Yi. “Me preocupa que puedan seguir sus movimientos por GPS”, le respondía uno de sus seguidores. Lógicamente, no ha habido ninguna reacción oficial a esta curiosa tormenta cibernética, pero es evidente que el escrutinio al que están sometidos los líderes chinos es cada vez mayor.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_