_
_
_
_
El acento
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

La jubilación del ogro feroz

En el fútbol todavía se permite distinguir entre una buena gestión y otra chapucera.

MARCOS BALFAGÓN

Sobre todo, no cometamos el error de confundir a sir Alexander Chapman Ferguson, sir Alex para los amigos y Fergie para los rivales, con José Mourinho. Lo que en Fergie es síndrome del cascarrabias, el ogro con ingenio ácido (“Inzaghi nació en fuera de juego”, dijo del jugador italiano), en Mou es rencor revenido; lo que en el entrenador del Manchester es dureza de ley (“Nunca he tenido miedo a nadie, pero Ferguson era un bastardo terrorífico desde el principio”, dijo Bob McCulley, delantero del East Stirlingshire, el primer club que entrenó sir Alex), en Mourinho es fachada que se cuartea cuando se le enfrentan los jugadores alfa del vestuario; lo que en el escocés es bronca al descubierto, en el portugués es recoveco y alusiones en zigzag. Dicen que son amigos; será verdad, pero parece mentira. Entre el rojo congestionado de uno y el verde bilioso del otro, no hay color. Al club con suerte le toca un Ferguson; al gafado le cae un Mourinho. La familia Glazer, dueña del Manchester United, está a tiempo de elegir la fortuna.

Alex Ferguson abandona el United a los 71 años, acorralado por una próxima operación de cadera y cierta fatiga que se manifiesta en un comportamiento más moderado durante los últimos meses. La lección de su trayectoria está en los títulos, por supuesto (13 Ligas y dos Copas de Europa), pero sobre todo en la sagaz pertinacia del club en mantenerlo como mánager durante 27 años. Para eso hay que tener una pasta especial, por parte de los accionistas del club (cotiza en Bolsa), fiados en que la estabilidad es la mejor política de un club de fútbol, y por parte del mánager, que se autolimita a pastar en la misma hierba durante décadas. De Fergie podrá decirse casi cualquier cosa, excepto que se haya portado como un mercenario.

En el fútbol español sucede lo contrario. Veintisiete, o casi, debe ser el número de entrenadores que han dirigido cierto club de tronío en los últimos 10 años. Contratados todos ellos con pífanos de euforia y despedidos todos ellos entre crispación y pingües finiquitos. Borges, dolido, denunció queel fútbol es uno de los grandes crímenes de Inglaterra”. Quizá, pero incluso en este juego todavía se permite distinguir entre una buena gestión y otra chapucera.

Haz que tu opinión importe, no te pierdas nada.
SIGUE LEYENDO

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_