Sin trabajo y con un piso de siete millones

A sus 31 años, Thomas Fabius, el hijo mayor del ministro francés de Exteriores, Laurent Fabius, ha tomado la costumbre de meterse en líos y poner de paso en aprietos a su padre. Conocido por su gusto por el lujo, la fiesta y el juego –tiene prohibida la entrada a los casinos-, ya fue condenado hace dos años por abuso de confianza, un cargo por el que se declaró culpable.

Ahora la Justicia se interesa a la compra hace un año de su suntuoso piso en pleno centro de París, por el que desembolsó siete de millones de euros. Al margen del exorbitado precio del bien –que supera en un millón el patrimonio total declarado por su padre el mes pasado en un ejercicio conjunto de transparencia del gobierno francés-, la pregunta es cómo ha financiado la operación, dado que no dispone de ingresos declarados.

El apartamento de unos 280 metros cuadrados se sitúa en pleno barrio de Saint-Germain des Près, a dos pasos de los cafés literarios con más caché e historia de la capital, el Café de Flore y Les Deux Magots, según revela el semanario francés Le Point. Fabius hijo lo compró al realizador Claude Zidi en junio de 2012. A la revista, el treintañero asegura que financió la compra de su piso “como todo el mundo, con una hipoteca”, cuyo monto no detalla. Como garantía para su préstamo asegura que le bastó con los ingresos generados por su empresa de asesoría TF Conseils, creada en 2005.

El problema es que no recibe ni salario ni dividendos de esa empresa, cuyos beneficios son más bien modestos. De hecho, el empresario autodidacta no está sometido al IRPF. Fabius habría explicado también al agente inmobiliario que llevó a cabo la compra disponer de un presupuesto de 7,5 millones de euros, financiados en parte por sus ganancias en el juego. El ministerio de Exteriores por su parte se ha limitado en aclarar que el hijo del ministro no se ha beneficio de ninguna donación familiar ni ha tenido ninguna herencia.

La compra llamó de hecho la atención de la agencia de información financiera del ministerio de Finanzas, Tracfin, encargada entre otros de la lucha contra el blanqueo de dinero y el fraude. Sin embargo, el ministerio no consideró oportuno ordenar un control fiscal. Sí se interesa por la compra la fiscalía de París, en el marco de una investigación preliminar por tentativa de estafa por hechos que se remontan a noviembre de 2011.