Apple tiene músculo
Pese a que sus competidores tardan cada vez menos en replicar sus productos, la compañía de la manzana sigue mostrando poderío
Dijo una vez el tenista Rafael Nadal que es difícil ser el número uno, pero que lo más complicado es mantenerse ahí arriba. La competencia es dura. No solo en las canchas. Así lo demuestra la compañía americana Apple, que desde que lanzó su primer producto revolucionario, el iPod, en 2001, empezó a escalar puestos hasta convertirse en la marca tecnológica por excelencia. En agosto del pasado año acabó con la hegemonía de Microsoft y se convirtió en la compañía más cotizada de la historia de Wall Street con 503.000 millones de euros.
Cada uno de sus productos era presentado como un acontecimiento planetario y la prensa acudía en la certeza de que el nuevo dispositivo marcaría un nuevo récord de impacto, de ventas y beneficios. Pero los ingenieros de la marca de la manzana empiezan a sentir el aliento en el cogote de sus rivales. Cuando Apple lanzó su reproductor de MP3, Microsoft tardó cinco años en comercializar su réplica, Zone.
Cuando la firma que ahora gestiona Timothy D. Cook puso a la venta su primer móvil iPhone, la coreana Samsung se tomó solo dos años para crear un teléfono que le pudiera hacer sombra: Galaxy. Sin embargo, a la tableta iPad le salió su más directo competidor, Samsung Galaxy Tab, en solo ocho meses. Son datos, en fin, que indican las dificultades que la firma de Silicon Valley está viviendo para mantener la enorme distancia que ha logrado imponer a los demás, siempre siguiendo su estela, lo que ya se está reflejando en las cuentas de la empresa. El beneficio ha caído, por vez primera en una década, en un 18% en un solo trimestre y su hegemonía en el mundo de las tabletas está a punto de esfumarse en favor de las Android.
Editoriales anteriores
Hay quien se apresuró a vaticinar el ocaso de Apple tras la muerte de su fundador Steve Jobs, convertido en icono del éxito y el talento. Es verdad que sus acciones han bajado, y por tanto su valoración. Pero está lejos de tambalearse. Sigue vendiendo cada producto por millones y ha lanzado una señal de poderío y de confianza en sí misma: devolver a sus accionistas 77.000 millones de euros en tres años y elevar su autocartera hasta 45.000 millones.
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