¿Qué es lo que hace falta?
Que el lucro y las prebendas no son fines perseguidos por la totalidad de las personas que desarrollan actividades políticas es algo evidente y demostrable a través de trayectorias marcadas con hitos de coherencia y honestidad, pero qué decir de quien a pesar de mantener actitudes indecorosas y desleales se aferra al cargo sin rubor ni arrepentimiento. Si como se declarara en repetidas ocasiones, en la política se pierde dinero, la solución es sencilla: dimitir para recuperar tranquilidad e incrementar los ingresos.
Al indicar que los salarios de los políticos deben ser atractivos al objeto de hacer un efecto llamada para atraer e implicar a los más brillantes y competentes, ¿quiere decirse que las personas con moderadas aspiraciones económicas tienen limitaciones que les confieren la cualidad de incapaces y mediocres? La dedicación al servicio público, ¿es una cuestión de dinero y opulencia o de concienciación e ideas? Lo que hace falta es decencia, talento, entrega y mecanismos de control exentos de contaminación.— Alejandro Prieto Orviz.
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