Italia, un país que se autodestruye
Dos meses después de las elecciones, Italia aún no tiene Gobierno, pero ha elegido un presidente de la República. ¿Quién es? Pues Napolitano, que con sus 87 años solo deseaba jubilarse pero, debido a los problemas de la clase política italiana, tuvo que aceptar su segundo mandato. Es ridículo pensar que hace solo pocas semanas, durante las campañas electorales, cada partido anunciaba y prometía la presencia de caras nuevas en los palacios del poder y como siempre en Italia nada ha cambiado y las caras siguen iguales. Me pregunto qué esperan los políticos de Napolitano, que presumiblemente tendría que dedicar otros siete años y llegar a la jubilación con 94 años. Esta elección no tiene precedentes en la historia de la República italiana, pero es igualmente indicativo el hecho de que mientras se votaba por un “Napolitano bis” en la plaza de Montecitorio, en Roma se reunían italianos procedentes de todo el país para manifestarse en contra de este segundo mandato. Acusaban a los partidos principales, la izquierda de Bersani y la derecha de Berlusconi, de un golpe de Estado, ya que no se estaba respetando la voluntad de los ciudadanos que habían expresado una clara preferencia por Stefano Rodotá, otro candidato a la poltrona de la presidencia. Pero los “grandes electores” han preferido descargar las propias responsabilidades sobre los hombros de Napolitano, y ahora le toca a él resolver la enorme crisis económica, social y política, de un país que se va destruyendo con sus propias manos.— Miriam Di Giacomo.
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