La misión de la UE
Hace no demasiados días, leí una revista publicada en 1994, llena de grandes firmas políticas españolas, cuyo tema monográfico era Europa. En el artículo escrito por Fernando Álvarez de Miranda que versaba sobre los padres de la Unión Europea, me llamó poderosamente la atención un párrafo de la resolución política del Congreso de La Haya (7-10 de mayo de 1948), que dio lugar al Movimiento Europeo, germen de lo que con los años sería la Unión Europea. Pues bien, dicho párrafo decía así: “La misión de Europa Unida es la realización progresiva de la democracia social, cuyo objetivo es la liberación del hombre de toda servidumbre e inseguridad económica; así como la conquista de una democracia política que le sirva de protección contra la arbitrariedad del poder”.
Me pregunto si aquellas palabras eran un deseo sincero o pura palabrería. Como creo que reflejaban un sentir de los participantes en aquel congreso, me inclino por pensar que los políticos europeos —que no necesariamente quiere decir europeístas— de los últimos años han olvidado esas frases, si es que alguna vez las conocieron, y llevan a la Unión Europea a un destino diametralmente opuesto a esta resolución política.
Es como si esas frases se hubiesen transformado en algo así. “La misión de la Unión Europea es la realización progresiva de una dictadura del poder y el capital, cuyo objetivo es la sumisión del hombre a la servidumbre e inseguridad económica, con la eliminación de toda política que sirva de freno a la arbitrariedad del poder”.— Antonio María de Régil Arteaga.
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