Nueve cuevas turísticas donde sentirte espeleólogo
Como buen país de roca caliza, España está horadada por cientos de galerías y simas subterráneas. Muchas de estas grutas han sido acondicionadas para la visita turística por la belleza de sus formaciones calcáreas o por el interés de sus pinturas rupestres. En otras se ha procurado no alterar el atractivo natural con luces artificiales por lo que se propone la visita con casco, mono y carburero, como los genuinos espeleólogos. De una u otra manera, la aventura subterránea está asegurada.
Uno de los mayores atractivos turístico del parque natural de la sierra de Aracena no se encuentra al aire libre, sino en el subsuelo de la propia ciudad de Aracena. Tras el portal de una casa, en pleno centro de la localidad, se abre una de las más bellas cuevas turísticas de España. Por sorprendente que parezca, Aracena llevaba siglos instalada sobre una inmensa oquedad, pero nadie lo sabía. Fue a principios del siglo XX cuando un pastor descubrió la entrada prácticamente en el centro del casco urbano.
Consideradas uno de los grandes santuarios del arte paleolítico de Europa, en línea con otras cuevas como las de La Garma y El Castillo (Cantabria) y Les Eyzies (Francia), estas grutas cercanas a Ribadesella, en el macizo de Ardines, muestran docenas de figuras de animales (bóvidos, equinos, etc. ), sobre todo en la Galería de los Caballos, además de una inusitada cantidad de motivos sexuales (falos y vulvas) en una concentración desconocida en ninguna otra cavidad con arte rupestre del mundo.
Sorbas, una pequeña localidad almeriense entre el parque natural de Cabo de Gata y el desierto de Tabernas, tiene en su subsuelo uno de los mayores complejos europeos de cavidades subterráneas excavadas en yesos (sulfato cálcico) en vez de en caliza (carbonato cálcico), como ocurre en la mayoría de cavidades. La morfología de estas redes subterráneas es por tanto muy diferente a las de las cuevas convencionales y aunque no hay estalactitas ni estalagmitas, la erosión del agua crea todo un mundo de cañones, ríos, tubos y grandes salas que se exploran con casco y linterna acompañados de un guía, ya que las cuevas no han sido acondicionadas con luz artificial.
Pocos ríos españoles tiene un nacimiento tan espectacular como este afluente del Segura. Una boca de 25 metros de diámetro colgada en mitad de la pared de un circo de piedra lanza al vacío bocanadas de agua que, 82 metros más abajo, se estrella contra las rocas y juguetea entre un enjambre de cascadas y pozas de extraordinaria belleza. Es la cueva de los Chorros, la octava red subterránea más grande de España, cuyos 40 kilómetros de galerías hacen las veces de alcantarilla subterránea para canalizar el agua de lluvia y deshielo que filtra la montaña del Calar del Mundo. Solo la subida hasta la boca de la cueva es en sí una experiencia. Por dentro, lo primeros centenares de metros son fácilmente accesibles con guías y equipo especializado y permiten descubrir lagos, cascadas y enormes bóvedas de piedra.
6. Zugarramurdi y Urdax (Navarra)
Zugarramurdi, una pequeña y encantadora localidad en la muga de Navarra con Francia, se ha hecho famosa por sus cuevas, centro de akelarres y ritos de brujería en época medieval. En 1610, el inquisidor Juan del Valle inculpó de prácticas brujeriles a más de 300 personas del valle, de las que 12 fueron quemadas en la hoguera. La cueva de las brujas, excavada por la Regata del Infierno, es hoy uno de los principales atractivos turísticos del valle del Baztán. Las cercanas cuevas de Urdax no tiene tanta tradición brujeril pero son mucho más interesantes desde el punto de vista geológico.
Es el complejo subterráneo de mayor recorrido horizontal de España, con cerca de 100 kilómetros de galerías subterráneas, distribuidas en seis niveles diferentes que albergan una gran colección de arte rupestre de España. Está declarada Monumento Nacional y tiene varias bocas. En una de ellas, conocida como sala del Ayuntamiento se reunía el Concejo de los pueblos cercanos, una tradición que duró hasta 1924. En otra de las bocas se levantó la ermita de San Bernabé, un interesante eremitorio cristiano desde cuyo interior se puede pasar directamente al resto de la cueva.
Situada a 4,5 kilómetros de Ramacastaña, en la vertiente sur de la sierra de Gredos, la gruta fue descubierta en 1963 en una finca particular mientras se instalaba el sistema de regadío. Consta de una gran y única sala inclinada por la que va ascendiendo una pasarela acondicionada para las visitas que permite ver de cerca todo tipo de formaciones calcáreas: estalactitas, estalagmitas, coladas, gours, excéntricas…
Una de las maravillas que la naturaleza esculpió bajo la capa terrestre es este enorme complejo kárstico de la montaña leonesa, con acceso cerca de la localidad de Valporquero. Sólo está acondicionado a la visita turística un kilómetro de galerías, repartido entre siete salas diferentes, alguna de volumen tan colosal como La Rotonda, en cuyo interior cabría una catedral. Por debajo está la red activa por la que todavía circula el río Valporquero, accesible sólo por espeleólogos experimentados.
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