Procesiones y cultura
Me considero una persona de mi tiempo, moderadamente culta y bastante “normal”, y en estos días me ha dado por “entrar al trapo” y me apetece responder a todas aquellas personas que, estando en su derecho de no gustarles, no respetan las procesiones. Considero que no hay que confundir tradición y fervor con fanatismo religioso, y resulta que soy de Cartagena que, como bien dice nuestro paisano Pérez-Reverte, es una ciudad tres veces milenaria cuya Semana Santa se remonta varios siglos atrás. Hablamos de obras de arte a pie de calle, imágenes de indudable belleza, de Salcillo, Capúz o Benlliure, y sobre todo, una ciudad abierta y acogedora que derrocha en estas fechas sentimientos compartidos de pertenencia, de orgullo, de emoción, de fervor, de ilusión renovada.
Soy cartagenera y marraja y: ¡viva la Semana Santa murciana!— Juana María Huertas.
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