_
_
_
_
Columna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las columnas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

No asustarse

Habrá que atravesar el caos para alumbrar el camino y retornar a la democracia inteligente

Bendito sea el caos de Italia. Cualquier cosa antes que el endurecimiento de las arterias políticas, la tumefacción de los músculos mentales que provocan tanto ese gas paralizante a quien llamamos presidente del Gobierno, como el naufragio en la obsolescencia que protagoniza el principal partido de la oposición. El sistema, este sistema, es una momia que no discute la mayor, es decir, la toma del poder por parte de los mercados y el asesinato a sangre fría del futuro.

Bienvenido sea lo que sacude, lo que agita, lo que quizá renueva. Demos por muerto el mundo antiguo, dejemos de intentar sacarle punta y alumbremos algo distinto, algo más cercano a Hessel que a Beppe Grillo como mente pensante pero completamente indignado, como los seguidores de uno y de otro, igual de respetables y, posiblemente, los mismos.

Habrá que atravesar el caos para alumbrar el camino, habrá que superar la etapa del “contra todos estamos mejor”, y retornar a la democracia inteligente, pero antes deberemos equivocarnos —o no— y hacernos escuchar, que oírnos nos oyen, pero se dicen que llueve y que pronto escampará.

Habrá que convertirse en alud, en tsunami, en irreverente espectáculo, habrá que tirarle de las barbas al dios de las grandes cosas consagradas, y escupirle en la cara, si es necesario, para reinventar, no sé cómo pero ahí hay que estar, un marco menos cruel y más justo para esto, lo único real que tenemos, nuestras pequeñas vidas. Lo único que justifica a un sistema, a un régimen, a una forma de gobierno es que sus ciudadanos no sufran más de lo que su existir privado requiere. Esa es la prueba del algodón para las dictaduras, sean de derechas o de izquierdas. O sean de los mercados.

Si esto es un caos, peor es la carnicería. No asustarse, amigos.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_