El debate sobre el estado de la nación

Creo que el buen conocimiento del idioma, a veces, juega malas pasadas a quien lo posee. Así, sigo pensando que esa parodia política que, normalmente, suele celebrarse cada año era un acto concebido cuando se instauró como un foro en el que los representantes del pueblo español iban a analizar lo que se presume en el título que se le da: “Debate sobre el estado de la nación”. Pensaba, por tanto, que este año nos iban a hablar de cuánto había caído el PIB; de cuál es actualmente la renta per cápita de los españoles y cuál era cuando el actual Gobierno tomó las riendas; cuánto se llevan las rentas del trabajo de la producción país; cuál es el salario medio de los trabajadores —autónomos y por cuenta ajena— excluidos los directivos; cuántas personas y, sobre todo, familias viven por debajo del umbral de la pobreza. Todo esto, comparado con la situación que había en el año inmediatamente anterior, nos daría una visión clara del estado de la nación. Obviamente a estos datos socioeconómicos habría que agregarles la desafección de los ciudadanos por la política, la metástasis de la corrupción o las leyes injustas.

Hoy, concluido el debate, solo sé que el presidente está encantado con lo que ha hecho: dejar a la sociedad española al borde del esclavismo y eufórico porque el déficit del Estado en 2012 quedó por debajo del 7%: ¿cuánto, exactamente? ¿Tendrá, como parece, que rectificar en marzo? ¿Por favor, puede alguien decirnos cuál es el estado real de la nación?— Máximo Velado Herreras.