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Cartas al director
Opinión de un lector sobre una información publicada por el diario o un hecho noticioso. Dirigidas al director del diario y seleccionadas y editadas por el equipo de opinión

Frustración del Papa

Hay que remontarse al siglo XIII para encontrar a un papa dimisionario y eso, contando con que el dato histórico sea cierto, por lo que la renuncia de Benedicto XVI es como poco excepcional. Se están sucediendo innumerables comentarios y análisis, siendo las palabras que más se oyen valentía y coherencia.

Pero la cruda realidad es otra y poco a poco el mismo Benedicto XVI se está encargando de revelarla. En la misa solemne del miércoles de ceniza, el Papa habló de “hipocresía y divisiones internas”, además de lamentar el comportamiento de aquellos que solo buscan “aplausos y aprobación”. ¿A quién iba dirigida la homilía?

Es posible que a los mismos que indujeron la rocambolesca traición del que fuera el mayordomo del pontífice, Paolo Gabriele, algo que nunca quedó esclarecido por mucho que se empeñaran en adornarlo con un juicio mediático. ¿Qué se escondía detrás de todo aquel affaire?

Jamás lo sabremos, pero sea lo que sea, seguro que está relacionado con el particular pontificado del que fuera su antecesor, Juan Pablo II, que cambió labor pastoral por política, dejando que enraizaran en el Vaticano oscuros personajes que acumularon excesivo poder al calor de la guerra fría.

La renuncia de Benedicto XVI solo se explica desde la frustración de un Papa que quiso hacer una labor apostólica a la antigua usanza, sin las servidumbres y los devenires de la política.— Francisco Javier España Moscoso.

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