Cómo una escuela detecta y elimina un 'informer' en menos de 12 horas
Los directores de primaria y secundaria de la escuela de las Dominicas (Fedac-Sant Andreu) en Barcelona están a la última en redes sociales. Hace años que apostaron por ellas: la escuela tiene Facebook, Twitter, Instagram y 23 blogs escritos por los profesores y los alumnos. Cuando comenzaron a oír a hablar del informer (una especie de feis en el que un administrador anónimo publica comentarios anónimos sobre los alumnos) se pusieron en guardia. En Cataluña, informer o Gossip (cotilleo, en inglés) han tomado institutos y universidades hasta el punto de que la Generalitat y la policía autonómica han activado protocolos de actuación por las injurias y vejaciones contra alumnos y professores.
El miércoles pasado, con las redes on fire hablando del tema, después de cenar, los dos directores, cada uno desde su casa comenzaron a rastrear en busca del informer de la escuela. “Si no había, era cuestión de horas que lo hubiera”, explica Jaume Fabró, el director de primaria. Llevaba tanta razón que pillaron al creador in fraganti. “Mira, lo están creando ahora”, avisó la directora de secundaria, Núria Almansa.
¿Pero cómo le pillaron? “Pues porque ya había varios en el barrio, era cuestión de estar atentos y esperar”, explica en un relato trepidante. Cada uno desde su casa, Jaume y Núria, portátil en mano, esperaron un rato. Y no tardó en haber comentarios sobre alumnos. “Por suerte, no subieron de tono y hubo tres intervenciones, de dos alumnas y una ex alumna, que echaron algo de agua al fuego”, prosiguen.
Había que hacer algo, y la reacción fue fulminante. “Conseguimos hacerle un placaje”, celebra ahora Jaume tirando de la jugada de rugby. A las ocho de la mañana del día siguiente, las ocho clases de la ESO asistían a una improvisada pero eficaz charla de sus tutores explicando las consecuencias personales y legales, y agradeciendo la no colaboración con el administrador, que hubiera favorecido que el fenómeno se disparara. “Les demostramos que estábamos sobre el tema, que teníamos identificado al administrador y que sabíamos quienes habían entrado al trapo”. El administrador tuvo su ración individual de bronca en el despacho de la dirección. Le llovieron argumentos como el respeto por los compañeros, o los valores, y otros más contundentes, como las consecuencias legales que un informer desmadrado podría acarrear. No hubo sanción, no fue necesario, de los errores se aprende y todos habían aprendido.
A toro pasado, Jaume reflexiona sobre los hechos: “Creemos en las redes como herramienta para comunicarnos con las familias, tender puentes con el entorno, formarnos como docentes, también para ser referente de buen uso entre el alumnado, la tecnología es importante para la comunidad educativa”. FEDAC-Sant Andreu es partidaria de que “las redes entren en la escuela, ya que forma parte del día a día de nuestros alumnos, a pesar de los peligros, y estamos convencidos de que sólo conociéndoles podremos caminar a su lado. De lo que estamos radicalmente en contra es del mal uso, y del anonimato”, concluye.
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