Un año al sol de Stony Brook
Patrice Nganang (Yaundé, Camerún, 1970) ha decidido tomarse un año sabático de la escritura. Este 2013 que iniciamos en Europa con prudencia y malos presagios lo ha reservado para una larga lista de lecturas pendientes y para seguir con atención lo que pasa en su país desde Nueva York, una ciudad gris que tirita bajo un sol huidizo y tibio.
Sin embargo, la literatura no puede ser algo ajeno a la vida de Patrice Nganang: aunque no se embarque en la escritura de nuevos libros, el autor de Tiempo de perro y flamante premio de la Organización Internacional de la Francofonía (que rechazó públicamente por el apoyo inalterable de la institución al gobierno de Paul Biya) continúa sus clases de análisis y teoría de la literatura en la norteamericana Universidad de Stony Brook.
Imagen de Patrice Nganang, cortesía del autor.
La afonía de una de las voces imprescindibles de la literatura universal contemporánea es una gran pérdida para sus lectores, deseosos de seguir disfrutando de una prosa brillante y original, que bulle de vida en obras como La promesse des fleurs. O de unos versos que también rezuman una resplandeciente autenticidad en el poemario Elobi. O de la reflexión que ha plasmado en su ensayo comparando las dramaturgias de Bertold Brecht y Wole Soyinka.
“Siempre tengo deseos humildes” –explica por correo electrónico, amable y siempre accesible para conversar sobre literatura y todo lo que le preocupa-. “Para 2013, mi deseo que es que Camerún finalmente consiga los líderes que se merece. Con eso quiero decir líderes que entiendan lo que es el interés público y por tanto, trabajen por el bienestar de los cameruneses. En este momento de mi vida, creo que mi escritura no se puede separar de esto, ya que escribir nunca ha sido una carrera para mí sino una forma de autoexpresión”.
Continuando con sus deseos para este año, Nganang manifiesta que espera que la vida sea más fácil para otros autores africanos. “Lo que deseo para ellos es, primero, más seguridad personal. El año pasado vi a demasiados escritores africanos encarcelados, amenazados simplemente por usar el alfabeto y para mí, se trata de la situación más vergonzosa”. El escritor afirma que también sueña con que los escritores africanos sean conscientes de su influencia a la hora de dar forma a la
historia africana. Y no solo sobre el papel.
“Creo que la lucha no puede ser solo publicar un libro al año y que lo reseñen en los periódicos más importantes y vender más libros”, reflexiona. “Al final de ese sueño puedes comprarte una casa, pero no necesitas escribir libros para comprar una casa. Puedes ser profesor, pero tampoco necesitas escribir novelas para ser profesor. Creo que los escritores africanos necesitan ser conscientes de su poder real y espero que eso pase más pronto que tarde, porque la magnitud de la condición actual del continente africano es tal que el alcance de la ceguera de estos escritores sobre su potencial es más que vergonzoso. Se trata de una cuestión preocupante”.
Patrice Nganang es un autor muy conocido y activo en las redes sociales. Su muro en Facebook se ha convertido en un hervidero de informaciones sobre Camerún, en concreto, y el activismo político africano en general. Apoya las causas que le conmueven, debate con quien le visite en su esquina del ciberespacio, opina libremente.
“¿Sabes? África no desaparecerá y África seguirá ahí” –concluye con una vehemencia, no exenta de dulzura, que se puede leer a través de las líneas de su correo electrónico- “Espero leer más noticias sobre África. Malas o buenas. Sería suficiente, porque la magnitud de las historias africanas raramente alcanza las orillas de los oídos del mundo. Me gustaría que cambiara esto, por el bien del continente africano y de los africanos. El silencio es el lugar del crimen y la invisibilidad, con frecuencia, ampara la abominación”.
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