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Blogs / Cultura
Del tirador a la ciudad
Coordinado por Anatxu Zabalbeascoa

Una bombonera en Manhattan

Anatxu Zabalbeascoa

Pocos productos más atacados que las porcelanas de Lladró, convertidas a un mismo tiempo en símbolo de estatus para unos y en epítome de un kitsch refinado para otros. Hace años que la empresa valenciana abandonó el mundo del circo y el ballet para indagar no solo en otras iconografías sino también en otros modos de producción, otras sensibilidades y otras maneras de entender la sutileza desde una óptica actual. En esa búsqueda, y tras sucesivos intentos con otros profesionales, Jaime Hayón se ha convertido en su diseñador de referencia. Tal vez el exceso del madrileño (incluido el incuestionable derroche de imaginación) atrajera a la legendaria empresa. El caso es que a Hayón obedecen hoy muchas de las decisiones que están transformando, sin revolucionarlos, el producto y la propia casa de porcelanas. Así, ha sido Hayón (instalado por cierto en Valencia) quien ha firmado el nuevo local de la firma en la avenida Madison de Nueva York. Una tienda que no anuncia una llegada (Lladró tiene escaparate en Manhattan desde 1986) sino más bien una puesta al día. Tal vez esa aparente contradicción, la idea de poner al día un supuesto clásico, explique el diseño paradójico del local.

Es curioso que para tratar de vender una colección cerámica que busca permanecer y, por lo tanto, debería tener una vida al margen del tiempo, los dirigentes de la empresa, y el propio diseñador, hayan elegido hacerlo desde un envase muy marcado por el tiempo. Las formas redondeadas de la nueva tienda remiten inequívocamente a un momento, el actual, y a un creador, Jaime Hayón, que ha aplicado el acabado en curva a casi todos los productos que ha diseñado: desde lavabos hasta zapaterías, desde ventanas y mostradores hasta espejos o escaparates.

Así, el blanco y la curva recortan los escaparates de este comercio en la Gran Manzana, visten el local, enmarcan la mercancía y construyen un zócalo inmaculado que funciona subrayando el negocio en un bosque de edificios tal y como las alfombras rojas subrayan el paso de las estrellas de cine.

Este año, Lladró cumple 60. Además de solera, la empresa cuenta con varios pionerismos en su haber, como el desembarco en Nueva York hace más de cinco lustros. Con todo, su nueva ubicación en un distrito comercial en medio de otras marcas de lujo envía mensajes sobre sus aspiraciones y sobre su nueva identidad. Parece que en la firma han decidido apostar por la tendencia en lugar de por el fondo de catálogo. Las porcelanas decorativas se dejan así permear por su tiempo y se convierten de este modo en respuestas a cada momento. Con 10 nuevas tiendas abiertas en 2012 en Dubai, Estambul o Myanmar, Lladró ha dejado de vender bailarinas o músicos. Hoy vende marca por encima de producto y la marca, ya se sabe, vive un paradójico equilibrio entre la permanencia y la reinvención continua. En ese tránsito, una cápsula blanca como la ideada por Hayón podría convertirse, pasados los años y si la dejan sobrevivir, en un viaje en el tiempo. Justo lo que las porcelanas ofrecían antaño.



Comentarios

Una nueva imagen bastante en dialogo con el producto Lladró
EL REGALO QUE SE REGALA PARA SALIR DE UN COMPROMISO Y NO VOLVER A VERLO NUNCA MÁS…DEBERÍAN UNIRSE LLADRÓ Y PORCELANOSA, UNIDOS JAMÁS SERÁN VENCIDOS…
Increiblenuevayorknoseacabanunca@gmail.com
entre una odisea en el espacio y el manierismo
Me parece espectacular y las piezas lucen muchísimo sobre blanco.
Menos mal que la Gran Manzana siempre resistira a las efimeras sirenas de la moda.
Me encanta!http://thinkingofcolors-architecture.blogspot.com.es/
Thank you for the article!

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