Ni aguantar ni saltar a ciegas
He leído con indignación creciente el artículo publicado en EL PAÍS el 2 de enero Aguantar mata: el dilema de España, de Michele Boldrin. ¿Cómo puede recomendar el cambio por el cambio sin preocuparse de que la nueva vía sea equivocada? ¿Cómo puede poner de ejemplo el caso de la sanidad madrileña, cuando otras externalizaciones de este tipo han aumentado los costes, y cuando se han rechazado las medidas de ahorro que han propuesto los profesionales con conocimiento de causa?
España no se encuentra en el dilema de aguantar o cambiar estructuralmente. Queda muy bonito predicar que se abrace “la innovación socioeconómica”, pero lo que realmente hay que hacer es arreglar lo que no funciona. Empezando por el fraude fiscal, contra el cual algunos técnicos como José María Mollinedo, secretario General de los Técnicos del Ministerio de Hacienda, han planteado propuestas serias.
Asimismo es absolutamente vergonzoso e inaceptable que las empresas españolas paguen en impuestos solo el 11,6% de sus beneficios.
Hay que eliminar todas las deducciones, exenciones y bonificaciones en el impuesto sobre sociedades que se demuestre que no tienen ningún efecto sobre el empleo, y utilizar los ingresos extra para formar a los parados en los oficios que el mercado demanda.
También hay que conseguir una mejor formación de nuestros estudiantes, corregir el déficit eléctrico, acelerar la justicia... problemas todos que pueden no requerir un cambio total de cada sistema, sino una profunda comprensión por parte de los legisladores y la corrección de los elementos que no funcionan.
Por supuesto es mucho más fácil reclamar un cambio total, y si el resultado es malo "no es mi problema", pero a alguien que escribe para sus lectores se le debería pedir más responsabilidad.— Santiago Fernández Díez-Picazo.
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