Un trato vejatorio
En estos días navideños se realizan atentados encubiertos y rastreros en los bajos de una ciudad llamada Madrid. ¿Cómo? A través de sus líneas del metro. Dirigidos (como siempre) a la sufrida clase media. Aquella que paga religiosamente sus impuestos.
Son incongruentes (a todas luces) los sistemas empleados para reivindicar derechos, que se van diluyendo, gracias a la poca capacidad organizativa y de previsión de sus líderes.
Una vez más, se pasan por el forro las consecuencias de esas huelgas mediáticas que, no solucionando nada en sus reivindicaciones, sí producirán un trato vejatorio e injusto a esa masa impersonal que por el momento no les interesa mimar.
¿Qué les importa tener encerrados como ratas a cientos de personas durante más de cuarenta minutos? Decididamente, nada.— Jesús Sánchez-Ajofrín Reverte.